Opinión

Crimea tensa la actualidad

En la tableta eletrónica donde sigo las informaciones sobre Ucrania se suceden atropelladamentes estos días los pantallazos. 

El levantamiento popular del movimiento juvenil Maidan en la capital, Kiev, y en todo el país, 83 muertos en los enfrentamientos sangrientos con la polícia, toma del poder por los insurgentes proeuropeos, ocupación permanente de la plaza de laIndepebdencia, constitución de nuevos partidos políticos, designación a la carrera de Viktor Yushenko como nuevo presidente, petición urgente de ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar la bancarrota, medidas para impedir la fuga de divisas y, pronto, dentro de dos meses, elecciones presidenciales a finales de mayo. La actualidad ucraniana se acelera de forma caótica.

Y por si fuera poco, en la republica autónoma ucraniana de Crimea, en cuyas aguas hace maniobras, vigilante, la Flota Rusa en el Mar Negro, un motín pro ruso de militares alzados en armas se ha apoderado del Parlamento y exige un plebuscito sobre la federación de Crimea con Ucrania. Nadie sabe que poder los dirige pero todos sospechan del Kremlin.

Haría falta toda la estrategia, talento y sangre fría del campeón mundial ucraniano de ajedrez, Vassily Ivanchuk, que ganó en seis ocasiones el torneo Capablanca, para salir de la actual situación, de solución incierta.


ALMA RUSA Y ALMA EUROPEA

Todo proviene de un golpe de timón fallido: el todopoderoso pesidente Vladimir Putin, actual "zar de todas las Rusias" como se podría decir parafraseando el título histórico, nstó en moviembre pasado al presidente ucraniano, Victor Yanukóvich, a no firmar un acuerdo con la Unión Europea frustrando las esperanzas de la vinculación con Europa de los ucranianos. El malestar de la población ante esta decisión desembocó en graves y constantes protestas y manifestaciones callejeras de gran violencia, una verdadera explosión de hartazgo ciudadano. Ucrania está tironeada entre su alma rusa y su alma europea, y puede partirse en dos, el peor de los escenarios para el país eslavo, según los comentaristas.

Es una nación de 45,7 millones de habitantes, extensa de más de 603 mil kilómetros cuadrados, potencia regional situada en los confines de Europa, muy vinculada a Rusia, de la que se indepenndizó en 1991 pero de la ques dependiente en gas. Ahora se ha convertido además en una nueva y agria manzana de la discordia entre el Este y el Oeste. Por ella pasan hoy en día los vectores de la política internacional pues los EEUU, la OTAN y la Unión Europea se han alineado a favor de los demócratas y, enfrente, el mundo afín a Moscú, al lado de los autoritarios.

En su toma de posesión en el Parlamento de Kiev, lo primero que hizo el flamante presidente ucraniano Yushenko, antiguo líder de la llamada Revolución Naranja, fue reiterar su propósito de adherirse a la Unión Europea. Estuvieron presentes en el acto de investidura la comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner, el ex secretario de Estado norteamericano, Colin Powell y más de 60 representantes de delegaciones extrannjeras y de organismos internacionales. La ceremonia se llevó a cabo en la plaza de laIndependencia de Kiev ante una multitud de medio milllón de personas y fue difundida por televisión. "Nos hemos quitado el peso del pasado", proclamó, aliviado y quizá demasiado optimista, el presidente Yushenko.


OBAMA ADVIERTE A RUSIA

Y es que al mismo tiempo ya surgía un" peso del presente": Rusia podría caer en la tentación de atraer a Crimea a su bando. Esta península de característica forma de seta del Mar Negro había sido objeto de una donación del famoso dirigente ruso Nikita Jruschov a Kiev en 1954. Ahora, un grupo pro ruso de 50 ex militares y ex agentes especiales aprovechándose del vacío de poder en Ucrania, ha tomado el Parlamento crimeano y el Gobierno en una asonada en la madrugada del 20 de febrero y pide un referéndum sobre el futuro del enclave. Los insurgentes, bien pertrechados con armas modernas y vestidos con impecables uniformes de campaña sin identificar, controlaron los dos aeropuertos y los medios de comunicación, patrullando después por las calles. "Crimea es Rusia", así reza el eslogan de los sublevados que no quieren separarse desu aliada tradicional, la gran superpotencia rusa. A pregutas de la canciller Angela Merkel, del "premier" británico, David Cameron y del presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, todos alarmados, el presidente Putin les ha respondido -en sendas conferencias telefónicas- que no tiene nada que ver con esta acción golpista. Pero rechazó al nuevo Gobierno de Crimea por no ser, a su juicio, de unidad nacional. Crimea cuenta con 2 millones de habitantes, 60% de etnia rusa, 20% ucranianos y el resto de origen diverso. Ahora se ha convertido en punto de fricción internacional.

la tensión de esta nueva guerra fría ha alcanzado tal clímax que el presidente de los EEUU, Barack Obama, ha tenido que advertir secamente a Rusia que una intervención militar en Ucrania tendría grandes costes y sería desestablizadora, lenguaje apenas diplomático.

Atrás quedan los prolegómenos del enfrentamiento que ahora parecen anecdóticos: desaparición de la escena del expresidente pro ruso Víctor Yanukóvich después de estar un tiempo en paradero desconocido, reaparición en Rusia, pucherazo en las anteriores elecciones presidenciales ucranianas, descubrimiento del lujo ostentatorio en el que vivía en su residencia oficial y en su dacha, su colección de coches antiguos choca en medio de tantas estrecheces de sus administrados y su ejercicio del poder fue de forma absolutista y antidemocrática...

En resumen, hoy por hoy, Ucrania y Crimea se hallan en una situación de alta tensión a la que no se le ve desenlace próximo.

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