Opinión

GRECIA: LA ÚLTIMA TABLA DE SALVACIÓN

Grecia es un espejo oscuro de la crisis del euro, roto en añicos por más señas. Apresurémosnos a comentar lo que pasa allí antes de que salga de la actualidad. Lamentablemente, puede resultarnos útil tal como van las cosas. Los griegos están con el alma en los talones y con un talante sombrío acentuado por los programas de austeridad del Gobierno. Los sindicatos anuncian un otoño caliente de huelgas y manifestaciones contra la ?nueva tanda de recortes. ¿Pero queda aún algo que recortar? Los ciudadanos de la República Helena, rigor de las desdichas últimamente, han sido materialmente esquilmados, pagan el pato.


El gabinete que preside el conservador Antonis Samarás, ha presentado un presupuesto de crisis -dictado por la Unión Europea- que ha sido reducido a la mínima expresión al aplicar un ajuste de 11.500 millones de euros, presupuesto que supondrá una dieta brutal para la abatida población, ya depauperada, exhausta, próxima a estallar. Todo lo que les diga es poco según las noticias que nos llegan de Atenas.


Haría falta un nuevo Dracón de Tesalia, legislador de Atenas del siglo VII antes de Cristo que promulgó y aplicó un drástico código de leyes escritas que hacía cumplir a raja tabla, de ahí el término draconiano que llegó hasta nuestros días. Marcó su época y consiguió imponer el imperio de la ley con normas para todos, clase alta y clase baja. Un gran precursor democrático clásico. Al cabo de los siglos, mutatis mutandis, el primer ministro griego Samarás se halla como el legendario legislador también en un mal trance aunque hayan variado, claro, las circunstancias y sea harto distinto el entorno contemporáneo.


Veamos concretamente lo que pasa en la actualidad en Grecia: bajo la vigilancia severa de la troika comunitaria, formada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central (BC)y el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos representantes visitaron ahora Atenas para sopesar la crítica situación, la citada troika fiscalizadora debe dictaminar si el Gobierno heleno cumple las condiciones para recibir los 31.500 millones de euros del nuevo rescate que ayudaría al país a enderezarse si las cosas comienzan a encarrilarse.


Dilema: ¿de dónde detraer tanto dinero? Lo más fácil es hacerlo de los ingresos sujetos al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, (IRPF), ingresos cautivos en principio al ser declarados obligatoriamente. La administración helena planea asestar tres tajos importantes: en total 1.241 euros en sanidad, defensa y educación, dicen las crónicas de los corresponsales.


Las cuentas griegas están en precario, el próximo año las pensiones sufrirán una merma de 3.800 millones de euros y los salarios de los funcionarios, más de 1.100 millones. Perdón por tantas cifras pero son necesarias para evaluar la dimensión del empobrecimiento creciente del país que está, pues, en la UCI económica.


Sea como sea, la troika es implacable cuando se trata de mantener a flote a los Doce: Grecia tiene que acatar sus decisiones sí o sí -dura lex sed lex- si quiere seguir dentro del redil de la Unión Europea; fuera, a la intemperie. sería mucho peor. 'El riesgo de que abandonemos el euro, es cero',declaró resueltamenteAntonis Samarás. El euro constituye la única tabla de salvación, cualquier otra eventualidad no se contempla.


Lo curioso del caso es que la República Helena es rica, tiene dinero de sobra escondido en paraísos fiscales y en cuentas secretas en Suiza. Circula una lista de la Unidad de Delitos Financieros del Ministerio de Finanzas griego de treinta personas, desde diputados a exministros y exalcaldes, que deberían ser investigados... La corrupción, el fraude y el ocultamiento campan por sus respetos.


Grecia, pequeña nación de 132 mil kilómetros cuadrados, islas incluidas, y 11 millones 200 mil habitantes, cuna de la civilización occidental, donde nació la democracia, la filosofía, la historia, la política, las matemáticas, la ciencia, de pasado mítico, es desde hace tiempo, por desgracia, un estado fallido. En contraste elocuente de lo que les digo, peguemos como en un patchwork (tela de retazos) la foto y la noticia de que acaba de morir en Londres a los 95 años un observador lúcido y excepcional del choque de ideologías en Europa, nazismo, comunismo, democracia. Es el historiador británico Eric Hobsbawm, cuya obra enciclopédica abarcó los siglos XIX y XX. Fue un gran crítico de la ideología racista nazi. Ameno, cabal, equilibrado, brillante, políglota, miembro de la Academia Británica, publicó una veintena de libros, algunos de los cuales figuran en mi biblioteca y a veces releo a trozos con agrado como 'Historia del siglo XX, La edad de los Extremos' o 'La invención de la tradición', sobre los nacionalismos. Nacido en Alejandría (Egipto), de familia judía, se educó en Austria, estudió luego en el King's College de Cambridge en Gran Bretaña, fue profesor en la Universidad de Londres, ciudad donde se afincaría y donde recibiría altas distinciones a su carrera. Aunque siempre fue muy crítico e independiente como buen intelectual, nunca abandonó su ideología marxista. Debió considerarla como un sueño inalcanzado que ahora resalta más en esta época de deriva del liberalismo hacia el actual capitalismo salvaje triunfante.

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