Opinión

LA REGLA DE ORO

El cineasta francés Jean Renoir, hijo del célebre pintor impresionista del siglo XIX Auguste Renoir, nos legó en blanco y negro el filme 'La Règle du Jeu' (La regla del Juego') que todos los cinéfilos han visto en la filmoteca y ahora pueden volver a disfrutarlo en su sala de estar con la revolución de las comunicaciones; el recordado René Clair dirigió 'El silencio es de oro', un homenaje a los pioneros del Séptimo Arte con Maurice Chevalier como protagonista; Luis Buñuel escandalizó a Francia con 'La Edad de Oro', un catálogo de sus obsesiones, que vimos en la cinemateca de París de estudiantes pues en España estaba prohibida por la absurda y férrea censura franquista que consideraba a los españoles menores de edad. El preclaro Baltasar Gracián enumeró en el Siglo de Oro hasta 300 máximas en su admirable 'Arte de la Prudencia', verdaderas 'reglas de oro' que se mantienen vigentes desde mediados del siglo XVII y que aún son altamente recomendables como libro de cabecera para el buen vivir y el buen pensar.


Eso en personajes que marcaron la cinematografía, el ensayo y el pasado. La cruda realidad de los actuales tiempos difíciles de ajuste y estrecheces en las finanzas , que las previsiones pesimistas de la OCDE y el Banco Central Europeo (BCE) aún agravan más, aporta hoy en día, muchos años más tarde, el rigor de la que los franceses ?que tienen tino para los nombres- han dado en llamar 'Regla de oro'. Se trata de algo muy sencillo de enunciar pero difícil de cumplir: las economías europeas no deben endeudarse por encima de sus posibilidades, tienen que mantener cueste lo que cueste el equilibrio presupuestario, pues la quiebra acecha. El Viejo Continente, con todos sus países gobernados por la derecha menos España y Grecia, ha de andarse con pies de plomo.


Irónicamente, se decía en tiempos que en Suecia no podía haber una revolución porque estaba prohibida por la ley. La 'Regla de Oro' es un poco eso. En Alemania se aplica con otro nombre desde hace unos años como círculo virtuoso. En España, por un acuerdo entre el PSOE y el PP, acaba de prohibirse por ley que el presupuesto incurra en déficit y, a tal fin, se ha modificado la Constitución. Por imperativo constitucional, pues, queda prohibido el déficit público. A grandes males, grandes remedios.


El camino lo señaló en 2009 Alemania, núcleo duro de la Unión Europea, de economía saneada, libre de gastos nucleares y de competición armamentista tras la Segunda Guerra Mundial, que dobla en riqueza a su inmediata seguidora, Francia, pero que forma sabiamente con ella el tándem que dirige la política de Europa. Hay que reducir gastos y subir impuestos, actuando además al unísono y concertados. El Bundestag, Parlamento alemán, aprobó la solidaridad con Grecia, donde los bancos germanos tienen tantos intereses. Alemania y Bruselas advirtieron que ésta es la última oportunidad para Atenas: no habrá más ayuda si no hay más ajuste, les toca apretarse el cinturón a los económicamente débiles que vivieron hasta ahora alegres y confiados seguros de que no se dejará deshilachar Europa digan lo que digan los mercados. Ahora bien, la acometida de tales mercados persiste y al día de hoy, 11 de septiembre de 2011, Grecia se asoma al abismo de la bancarrota según nos avisan mañana y tarde, con una buena dosis de alarmismo e hipocondría, la prensa, la radio y la televisión. Tanto gritar 'Al lobo' que la gente ya no hace caso. En cambio, Berlín, precavido, ya tiene planes para hacer frente a esta eventualidad que pondría en peligro todo el edificio europeo. Desde hace cierto tiempo, cada fin de semana Europa se acuesta con un gran sobresalto, el último hasta la fecha un 'viernes negro'.




mercados insaciables


Y es que la naturaleza de los mercados es ser insaciables y tratan de imponer sus reglas de juego. Recuerdan la fábula del escorpión que convence a la rana de que le lleve a lomos para pasar el río; a mitad de la travesía, el alacrán pica a la rana con su veneno mortal y ésta le pregunta antes de hundirse ambos: ¿Por qué lo has hecho? A lo que el escorpión contesta: 'Es mi carácter'. El carácter de los mercados es el afán de lucro, no se detienen en consideraciones nacionales o morales; si no se les pone cortapisas, mandan más que los países o que la Unión Europea. La contención del déficit como han hecho Alemania, España y pronto Francia, les perjudica porque prefieren países deudores, débiles, y no acreedores y fuertes para reinar a sus anchas. El mercado, es decir, el capitalismo sin trabas, no tiene vacaciones, por eso atacaron en pleno mes de agosto en busca de ganancias a cualquier precio. Como se diría en lenguaje informático: están 'predeterminados'.


Una acotación de interés que viene a cuento. En Francia, donde acabo de estar, cada septiembre se tiene la ilusión de la 'rentrée', de volver a empezar, como si se tratara de un eterno retorno, de una nueva oportunidad, todo ello magnificado por los medios de comunicación de masas. 'Rentrée' de clases en una nación republicana en la que la educación es reina, vuelta al cole de la que se está hablando varias semanas de precios de material escolar, que siempre aumentan, de reglas y cartabones, del peso de las mochilas, de la reducción del número de maestros y maestras. 'Rentrée' política con la incógnita de si volverá a ganar Nicolas Sarkozy, bajo en los sondeos, en las elecciones presidenciales de 2012 para un segundo mandato a pesar de la crisis y los problemas económicos de Francia que quiso compensar con la decisión de apoyar la intervención de la OTAN en Libia para derrocar a Muammar el Gaddafi, un moderno rey del petróleo durante 42 años. En los últimos meses estuvo en boca de todos el escándalo sexual que terminó con la carrera política del ex presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, ídolo caído del Partido Socialista que aspiraba a la presidencia de Francia. 'Rentrée' literaria en el país que presume de ser el más lector del mundo con alrededor de 800 nuevos títulos que compiten en los famosos premios literarios, 'Goncourt', 'Médicis', 'Fémina', 'Interallié'.


La 'reentré' da ánimos y ayuda a los franceses a superar su carácter taciturno y gruñón. Cierro paréntesis.


Mientras tanto, la galerna económica arrecia. Y no sólo en Europa sino a nivel mundial. Para aplacar el temporal, Barack Obama presentó en el Congreso un de los EEUU gran plan de empleo cifrado en el equivalente en dólares de 325.000 millones de euros y basado en beneficios fiscales y fomento de obras públicas. Pero el Partido Republicano, que tiene mayoría en la Cámara de Representantes aunque no en el Senado, no parece estar por la labor. Y sin embargo, la reactivación urge pues el paro es del 9,1 % y Obama está en horas bajas de popularidad con un 40% según las agencias de noticias. Si tuviéramos que calificar la situación política del primer mandatario estadounidense hoy en día, o dudaríamos en definirla como incierta. La crisis económica recuerda a la época de la Gran Depresión, la guerra de Irak y de Afganistán han sumido al país en la duda y la extrema derecha representada por el movimiento 'Tea Party' crispa y hace fuego de toda astilla.


Para colmo, Wall Street se ha desplomado arrastrando a las demás bolsas occidentales como fichas de dominó. Lo propio del capitalismo es estar en crisis permanente pero esta vez parece que exagera un poco.


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