No hay denominación de origen que se precie que no haya comenzado a fabricar sus vinos espumosos. Es decir, sus champanes y sus cavas, pero como son denominaciones protegidas las esconden bajo ese eufemismo que oculta la realidad de las nuevas bodegas y que vale lo mismo para un roto que para un descosido aunque cada vez más gente sabe de lo que se habla. Y cada vez los hacen con mayor calidad, se preocupan de las botellas y las etiquetas, y de hacer un producto tan atractivo por dentro como por fuera. Y si bien es cierto que se pueden beneficiar de un cierto boicot al cava catalán, por la cosa de la política territorial, por el momento no pueden competir, en cantidad con estos. Y algunos ya se venden en Cataluña.
