Disney pensó en construir su Disneylandia en el Levante español, pero finalmente eligió París para Eurodisney. Madrid se obcecó con la posibilidad de que en las proximidades de la capital se construyera un conjunto de casinos y hoteles, Eurovegas, que daría trabajos a decenas de miles de persona a cambio de que los trabajadores abdicaran de sus derechos laborales y las Administraciones de los impuestos que le correspondían. Luego ha habido mútiples iniciativas de crear grandes complejos de ocio, hoteleros y de juego que han fracasado pese que a los mandamases autonómicos se les hacía la boca agua. Otro complejo de esos, el Hard Rock previsto en Tarragona, apoyado por ERC y el PSC y denostado por “los comunes” se ha convertido en el escollo para sacar adelante los presupuestos catalanes y ha motivado el adelanto electoral en Cataluña. Estas grandes inversiones dedicadas al juego no son el modo de cambiar el sistema productivo.
