Opinión

MONTAJES

Entre las redes sociales y los programas de humor se están cargando el periodismo. Cada vez cobra más sentido la definición tradicional: 'No le digas a mi madre que soy periodista, ella piensa que soy pianista en un burdel'. El desprestigio viene porque unos periodistas son capaces de manipular la realidad y otros periodistas van y se lo creen y la bola de nieve comienza a crecer hasta que los autores de la fechoría se dan cuenta de que han llegado muy lejos y tienen que descubrir su mentira. Y todo esto para contar que la mirada del marido de la presidenta de Finlandia al escote de la princesa Mary de Dinamarca fue un montaje. Pues eso.

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