Opinión

Un año nuevo

Recta inicial del año nuevo. Lo mejor es empezarlo sin pie, ni bueno ni malo. Con propósitos, aunque las adicciones no tengan cura. Sin hacer planes, como dice Mario Conde. Sin jamacucos, espantando el veneno de los enemigos. Con las ideas claras, conservando a los que dan rienda suelta a nuestros pecados y a los que besan nuestras cicatrices (que diría Sabina).


Con libertad, que aún existen jaulas para ideas y opiniones. Sin bozales, imponerlos es sinónimo de la ceguera del poder. Con tolerancia, no hay garbanzos negros. Con rebeldía, para qué medir las palabras. Con la vista al frente, mirar de reojo es de cobardes.


Con pasión, lo último que debe perderse, después de la salud, claro.


Con promesas, sólo las que se puedan cumplir. Pero con hechos tangibles, que el tacto manda mucho. Desde el Verín del 2008 se divisa el horizonte y tierra a la vista, la de las eurociudades, la de los parques empresariales, la de la nueva ordenación urbanística, la del ’ser o no ser’, y el año nuevo dirá si con cantos de sirena o sin espejismos...

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