Opinión

La bandera del PP gallego

Más allá de Pedrafita y A Canda cuesta comprender que la resistencia electoral del PP en las autonómicas gallegas aguante registros que pasman al manual de Pedro Sánchez, mientras en las otras comunidades históricas con lengua propia su presencia es testimonial: 6 diputados de 75 en el Parlamento vasco; 3 de 135 en el Parlament, lejos incluso de los 11 de Vox en Cataluña, que también cuenta con un escaño en Euskadi y otra vez se quedó a la puerta del Pazo do Hórreo.

“¿Cuántas banderas de España había en la celebración de Rueda? Ninguna”

Durante la celebración de Alfonso Rueda tras reeditar la quinta mayoría absoluta consecutiva con 40 diputados, un militante del PSOE coruñés comentó un detalle que pasa desapercibido si no se le presta atención entre un buen puñado de banderas galegas: “¿Cuántas de España había en la fiesta del PP en Santiago? Ninguna. El día que aparezca la primera empezarán a perder Galicia”. El PPdeG no es soberanista ni independentista, como PNV o Junts, pero Fraga supo alistar bajo sus siglas al galeguismo conservador que acaba devorando cualquier intento por la derecha como fue Compromiso por Galicia.

La sobrerrepresentación de las provincias orientales frente a las atlánticas también juega a beneficio de los populares, pero un veterano militante de la UPG, fuerza hegemónica del BNG, aporta otros motivos para comprender su resistencia pese al vaticinio de algunos sondeos y los resbalones en campaña: “El PPdeG es un partido marxista-leninista, incluso estalinista, porque es férreamente disciplinado y sin disidencia como los otros. Como decía Fidel Castro, que sacó de San Ignacio de Loyola como le enseñaron los Jesuitas de La Habana, donde estudió, ‘cuando el castillo está sitiado, la disidencia es traición”. Y resta.

Te puede interesar