Opinión

Entre rezar o fornicar

A la mierda –como diría Fernán Gómez, ya que en su boca suena menos soez– con la sana intención de seguir haciendo la puñeta hasta los 150 años. La revista científica 'Nature' ha publicado un estudio demográfico global  realizado por investigadores estadounidenses que viene a decir que la barrera de los 125 años es casi infranqueable para el ser humano por mucho empeño que uno le ponga al asunto. La gabacha Jeanne Calment consiguió diñarla a los 122 años y se trata de un hito, aunque había la esperanza fundada de que un gallego destrozase la plusmarca porque el 34% de nuestro paisanaje supera la edad de jubilación y algunos siguen sin bajarse del tractor mientras levantan el vaso de vino con auténtica profesionalidad. Y como acabamos de saber que nacemos con fecha de caducidad, ahora de lo que se trata es de conseguir que los últimos pasos del camino los podamos recorrer sin ayuda. El que consiga meterse por sí mismo en el cajón tendrá premio. Aunque pueda sonar a chanza, cualquier tipo sensato firmaría sin leer la letra pequeña porque depender de terceros hasta para ir al baño es un castigo indeseable. 

En el telediario de TVE apareció Natalia Martín, investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid, para recordar que una actitud social positiva es primordial para evitar el óxido biológico. Los estudios indican que tanto la peña que mantiene relaciones sexuales potentes, como la que se somete fervorosamente a la práctica religiosa, la que hace deporte o la que lee apasionadamente llega a la vejez con menos herrumbre en el andamiaje. Si el CIS acaba de decir que el 36% de los españoles no lee ni el prospecto de las medicinas, la decisión está entre fornicar o rezar, si no se puede con todo, para conservar la lozanía. Palabra de la ciencia. 

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