La colonia marroquí de Xinzo (200 personas) inició ayer la celebración de un Ramadán marcado por el calor. La conmemoración implica abstinencia total de comida, bebida y relaciones sexuales desde el alba hasta la noche.

El calor endurece el Ramadán

Musulmanes, durante la oración en la mezquita de A Carballeira. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
Un poco más duro por el calor, pero la celebración va a ser como todos los años'. Con estas palabras resumió ayer el portavoz de los marroquíes afincados en Xinzo, Mourad Lajouad, el primer día del mes del Ramadán, uno de los de mayor relevancia dentro del Islam.
En la celebración, que implica abstinencia total de comida, bebida -incluida el agua- y relaciones sexuales desde el alba hasta la puesta del sol, participan los 200 marroquíes que hay censados en A Limia, según los datos facilitados por el colectivo. 'Hay gente, tres o cuatro personas, que por motivos de salud no pueden seguir el ayuno, pero la mayoría está cumpliendo', añadió Lajouad Abide

El Ramadán se prologará hasta el próximo 9 de agosto y la primera comida es antes de alumbrar el sol a base de productos con abundante agua para hidratar el cuerpo, que no volverá a recibir alimentos hasta que anochezca. 'Este año coincide con los días más largos', explica el portavoz marroquí, añadiendo que durante el mes del Ramadán, pese a hacer muy pocas comidas, es cuando más dinero se gasta en alimentación. 'La gente va al supermercado y, al no comer durante el día, esa sensación provoca que compre todo lo que ve', explicó.

El ayuno, además de la abstinencia de comida, bebida y sexo, conlleva no mirar con deseo a una mujer, mentir, hablar mal de otras personas. Pero el Ramadán es mucho más que eso, dado que también es un mes de reflexión, de reencuentro y búsqueda del camino para servir a Alá y ser útil a la humanidad.


INTEGRACIÓN

En Xinzo la jornada finaliza con un rezo en la Mezquita, situada en el barrio de Villasana, donde los marroquíes conforman una colectividad que está perfectamente integrada. 'Respetamos la cultura gallega y española. Nos sentimos a gusto, aunque a veces nos gustaría que contaran más con nosotros', señaló Mourad Lajouad, destacando que incluso tienen equipos de fútbol. 'Hace unos días jugamos en Trasmiras y Sarreaus y no tenemos palabras para el recibimiento que nos hicieron, pero hay ocasiones en que los organizadores de la competición ni nos avisan', lamentó.

La celebración del Ramadán también está siendo seguida por otras 300 personas en la ciudad -12.000 en toda Galicia, según los datos que manejan las distintas asociaciones de inmigrantes-, cuyo lugar de culto está en el barrio de A Carballeira.

Este colectivo incluye a los musulmanes que llegaron de Senegal, cuyo presidente, Ibrahima Diouf, también lamenta las temperaturas reinantes. 'Con este calor se hace cuesta arriba', explicó, recalcando que la celebración sirve para reforzar la fe y solidarizarse con todas aquellas personas que no tienen nada para comer. 'No se puede hacer nada malo, solo purificar el cuerpo y el corazón. Por no hacer, ni podemos ir a la piscina, porque veríamos mujeres prácticamente desnudas cuando no podemos mirarlas', añadió.

Ibrahima Diouf está cumpliendo a rajatabla con el ayuno, pese a sufrir algo de diabetes, 'pero esto no supone ningún problema'. Se siente plenamente integrado en Ourense y reconoce que la situación de crisis económica está provocando en los últimos meses que muchos compatriotas suyos se marchen para otras zonas.

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