RETORNO A LAS RAÍCES

“Me da pena la gente que no tiene pueblo, pues las vivencias son únicas"

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photo_camera Tamara Carnero en una fotografía en Cualedro.

 Tamara Carnero, de padre ourensano y madre vasca, nació en Bilbao hace 29 años y "siente pena" de las personas que, a diferencia de ella, "no tienen un pueblo en el que evadirse y disfrutar"

 A pesar de que siempre ha vivido en el País Vasco, el profundo cariño de Tamara Carnero por sus raíces gallegas la devuelven a Cualedro, pueblo en el que nació su padre, cada mes, para disfrutar de su familia y de sus abuelos. Asegura que "siente pena" de las personas que, a diferencia de ella, no tienen un pueblo en el que evadirse y disfrutar. 

¿En qué trabaja en el País Vasco?
Trabajo en unos grandes almacenes como encargada de una conocida firma.

¿Cada cuanto tiempo suele regresar a Cualedro?
Intento venir una vez al mes, mínimo un fin de semana. También paso temporadas largas en verano, Semana Santa y Navidad, los días que me permite el trabajo. Siempre hago lo imposible por estar aquí, incluso meterme palizas de venirme un día y marcharme al siguiente. Las fiestas de Cualedro, el 14 y 15 de agosto, no me las pierdo por nada en este mundo, son mis días favoritos del año. 

¿En qué ocupa sus días cuando está en Cualedro?
Veo a mi familia ya que por la parte de mi padre todos viven aquí y a los amigos de la pandilla de toda la vida. He de decir, por otra parte, que con el tiempo he cambiado un poco las costumbres, antes hacía más por salir de fiesta y ahora disfruto más de la tranquilidad que me ofrece el pueblo y de estar con la gente charlando. 

¿Desde pequeña ha pasado sus veranos aquí?
Siempre. Mis padres me dejaban con mis abuelos el 1 de julio y me recogían el 31 de agosto. Ellos se volvían a Bilbao a trabajar. Eran unos tiempos increíbles. Mis padres han sido los que me han inculcado el cariño por esta tierra. Tanto para mi, como para ellos y para mi hermana,  Galicia y concretamente Cualedro, es nuestro paraíso particular, nuestra vía de escape.

¿Se vería viviendo aquí?
El problema es que, aunque quisiera, no podría dejar mi trabajo y venirme para aquí, creo que no tendría muchas opciones laborales. Me encantaría vivir en Cualedro e, incluso, no lo descarto, mi pareja es ourensana. Sin embargo no tengo tan claro que aquí tuviera una salida laboral ni siquiera montando mi propio negocio, porque cada vez vive menos gente. Creo que no se hace lo suficiente por retener a la gente joven, no les dan incentivos.

¿Cuándo emigró su padre?
Mi padre dejó Cualedro con 18 años y se fue al País Vasco a trabajar. Por aquel entonces hubo mucha gente que lo hizo. Realmente el quería volver a Galicia pero conoció a mi madre y decidieron quedarse. Pienso que cuando se jubilen volverán aquí, al menos para pasar largas temporadas.

¿Cuáles son los lugares de Cualedro que más le gustan?
Me gusta mucho el pilón del alto del pueblo. Ahora ya no se estila mucho pero antes cuando venía alguien de fuera por primera vez a las fiestas de Cualedro, tenía que bañarse allí obligatoriamente. Me trae muy buenos recuerdos. Al ayuntamiento y a su entorno le tengo especial cariño, era el punto de encuentro con mis amigos cuando éramos pequeños. 

¿Si tuviera hijos, le gustaría que viviesen las experiencias que usted vivió en Cualedro?
Claro que si. Me da pena la gente que no tiene pueblo, pues las vivencias que tienes aquí son únicas. 

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