El desfile procesional de ocho jóvenes reunió a casi 1.000 personas en la pequeña aldea de Lamas

Los danzantes bailaron para la Santa Cruz

Los danzantes de Lamas con palos en la mano interpretando la danza, durante la procesión. (Foto: Miguel Ángel)
Lamas, localidad del municipio de Xinzo, reunió ayer a cerca de 1.000 personas durante el tradicional desfile procesional de los danzantes que rindió tributo a la Santa Cruz. El día soleado favoreció la participación. Ocho jóvenes del pueblo, ataviados con faldas de color rojo y coronas de flores, intrepretaron los seis pasos reverenciales que marcan la peculiar danza. Los organizadores afirman que el próximo año será incorporado un paso más que rescatarán de antiguas danzas gremiales de la comarca de A Limia.
El día soleado favoreció la concurrencia de público en el desfile procesional de los danzantes de Lamas (Xinzo) en honor a la Santa Cruz. La pequeña localidad, que cuenta con 281 vecinos, reunió a cerca de 1.000 personas durante esta antigua ceremonia que, un año más, no dejó indiferente al público.

Ocho jóvenes, ataviados con faldas rojas y coronas de flores, interpretaron seis pasos tradicionales durante la procesión religiosa encabezada por la Santa Cruz. Ritmo y reverencias se fundieron en danzas durante las que los danzantes también se valieron de un palo de tres metros con cintas trenzadas de colores para dar vida a la escenificación.

Emilio José De Castro Conde, uno de los organizadores, manifestó que ‘salió todo perfecto, fue un éxito y lo más importante es que acompañó el tiempo, lució un sol intenso que hizo más vistosa la celebración’.

Renovación

Los vecinos vivieron con orgullo esta tradición y, ahora, idean cómo renovarla. El objetivo es que el próximo año se incorpore un séptimo paso que será será rescatado de danzas gremiales de la comarca de A Limia ‘para darle mayor fuerza y vistosidad’, añade De Castro, recordando que ‘este desfile procesional es tan antiguo que no sabemos exactamente cuándo empezó a realizarse’. En cuanto al número de participantes, explicó que lo ideal es que el número fuese mayor a ocho pero ‘el pueblo es pequeño y resulta complicado lograr una participación más amplia. Además, costaría dinero, por ejemplo, ampliar la indumentaria cuando los recursos para la fiesta son limitados. Lo importante es que se ha sabido conservar una tradición que pasará de generación a generación’.

Precisamente, la vestimenta fue renovada hace tres años, de tal forma que ‘está impecable para desarrollar la ceremonia’, concluye.


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