Desde Doñana a Sandiás

Integrantes de la Sociedade Galega de Historia Natural divisaron en Sandiás una especie avícola que, a comienzos del siglo XX, se había extinguido como reproductora: el morito común o “mazarico mouro”. Esta ave, de algo más de la mitad del tamaño de una cigüeña, encontró en las areneras de Sandiás un refugio temporal recientemente mientras atravesaba la península. Los divulgadores del patrimonio natural gallego se toparon con un grupo de 28 ejemplares en una zona de labradío que acababa de ser arada. “Estaban comiendo por allí de una manera similar a la de las cigüeñas, que también se alimentan en labradíos, es decir, justo cuando acaban de voltear la tierra. Ingieren insectos y otros invertebrados”, cuenta Serafín González, presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural y uno de los que se encontró con el grupo. “Son medio parientes de la cigüeña común, concretamente, son del mismo orden”, precisa. No es la primera vez que este ejemplar se ve en A Limia, pero sí yendo en un grupo tan grande. Históricamente, el morito común tiene una distribución mundial pero muy fragmentada. “En España nidificaba en las marismas del Guadalquivir, en Doñana. Sin embargo, ahí se extinguió como reproductor regular a principios del siglo XX”, matiza el presidente de la SGHN. “A partir de los 90 su presencia se hizo más regular. En el último cuarto de siglo tiene criado en Doñana, en el Delta del Ebro o en la Albufera de Valencia. Se recuperó”, añade. A partir del aumento de la especie en Doñana y en la franja del Mediterráneo comenzó a verse en otros puntos de la península. “De ahí esas observaciones en A Limia”, señala González. “Suelen ser ejemplares juveniles que se van moviendo de un sitio a otro”, añade. El cambio climático también parece estar detrás de estas nuevas visitas a A Limia, aunque la sequía existente hace que no sean demasiado prolongadas en el tiempo: “A esta ave le gustan mucho más los humedales y, dentro de las zonas de cultivo, los arrozales, porque están encharcados. Lo que ocurre es que hay una sequía tremenda en A Limia por la ausencia de lluvias y la sobreexplotación del acuífero por el regadío. No se ha recuperado el nivel freático y casi no hay agua en ríos y vegas”, cuenta Serafín. Desde la SGHN aseguran que para que la zona siga siendo atractiva para las aves es necesario recuperar “veigas” y zonas húmedas: “Es necesario cumplir el plan hidrológico, que establece un caudal mínimo ecológico en los ríos que no se está respetando”.