La llegada de la primavera ha traído consigo el regreso de las visitas escolares a Celanova en el marco del programa “Ven coñecer a Celanova de Curros e Celso Emilio’ de la Fundación Curros Enríquez. Los estudiantes siempre han sido un objetivo preferente para los responsables de la Casa dos Poetas y prueba de ello es que ayer recibían, en la Praza Maior, al alumno 30.000 atendido desde la apertura de la casa-museo en 2006, por donde han desfilado escolares de 250 centros educativos de toda Galicia.
“É evidente que non son todos, pero é unha sementa para o futuro. Hoxe veñen os estudantes, que serán os turistas de mañá. O importante é esa choiva fina, parece que non chove e acaba empapando”, trasladaba Antonio Piñeiro, secretario de la fundación, quien destacaba la importante labor que, en el día a día, realiza el personal de la Casa dos Poetas. Su responsable, Paula Conde, recordaba ayer varios ejemplos de familias y grupos de amigos que han visitado la villa de San Rosendo en una excursión escolar. “Esta mesma semana, en Vilanova dos Infantes, recibín a un rapaz de Pontevedra emocionadisimo, que me ensinou fotografías de cando veu co colexio e se fixo fotografías coa virxe do Cristal. Recordando o impacto de saber que foi o ano anterior (a desaparición)”, relataba.
Uno de los mayores reclamos a día de hoy es la experiencia única de escuchar y compartir melodía con el histórico órgano celanovés. “Cuando estás dentro y lo oyes soplar, se te pone la carne de gallina, es una experiencia única y, que lo toque Marisol Mendive, un lujo”, relataba Nati Torres Chaves, profesora responsable del grupo de 27 alumnos del Instituto Valle Inclán de Pontevedra, y del que Macha Anna Siodos ejerció de portavoz. “No conocía Celanova, pero trajimos la flauta para tocar con el órgano y con la lección de arquitectura e historia aprendida, la sorpresa ha sido saber que entre nosotros está el alumno 30.000”, reconocía la joven.
Más allá del órgano, y con intento de satisfacer la demanda en auge de senderismo y turismo de naturaleza, la Fundación Curros Enriquez acordaba en su última reunión, la recuperación de la “Ruta Currosiana”. Un itinerario de unos ocho kilómetros que se puso en marcha hace años para conocer parajes y elementos singulares que inspiraron la vida del autor de “Aires da miña terra”, cuyo recorrido se vio afectado por la autovía AG-31.
