El cedro espera la sentencia

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photo_camera El ejemplar está pegado al muro del cementerio parroquial de Sanguñedo, en Verea.

Antigüedad o comodidad es eldilema que tienen en un pueblo de  Verea. Las molestias que causa el ejemplar, y sus raíces, en el cementerio parroquial ha llevado a unos vecinos a iniciar una recogida de firmas para ver si se tala el árbol. Una decisión que no ha gustado a todos.

Vecinos de la parroquia de Sanguñedo, en Verea, están llevando a cabo una recogida de firmas para conocer la opinión de la mayoría de los feligreses sobre la decisión de cortar o no un cedro centenario ubicado en el diestro, junto al cierre perimetral del cementerio. Alegan sus detractores que el ejemplar, de grandes dimensiones, está provocando problemas en las sepulturas ubicadas justo debajo y mismo dañando el muro de piedra que delimita el camposanto, además de la suciedad que provoca la caída de las hojas.

Una opinión que compartía la mayoría de los vecinos consultados por este periódico y que ya han firmado a favor de la tala del árbol. "Eu acordo a árbore de toda a vida, pero é unha porcallada. Sempre están a caer cousas, por non falar do dano que fan as raíces dentro da sepultura", describía Rosa Gándara, una de las propietarias de las sepulturas ubicadas justo debajo del ejemplar. Otra vecina, Anuncia Valado, reconocía que es una pena que se corte, pero "donde está, molesta mucho. Estropea los panteones", dijo. Las raíces, coincidieron varios lugareños, ya se dejan ver en el interior de algún nicho y hasta han desplazado el muro de piedra que delimita el cementerio.

En la parroquia también hay vecinos contrarios a la tala del árbol y aluden al simbolismo del ejemplar y a su antigüedad. "Pode ser que estorbe, pero é unha árbore que estivo aí toda a vida. Si o plantaron os nosos devanceiros, por algo sería!", reconocía Carlos Dorado, a quien le daría mucha pena que finalmente se lleve a cabo la tala. "Quen o corte, terá unha maldición", apuntó su hermana, Olga Dorado. Para el matrimonio conformado por Antonio Domínguez y María Dolores Fernández, el árbol es una belleza y a ellos personalmente no les molesta, pero entienden que haya gente que lo quiera quitar por los problemas que genera. "O que diga a maioría, está ben", dijo ella, mientras el marido añadía que "antes de quitarlo, que planten outros onde non molesten. É un adorno da igrexa como outro calquera".

Desde el Obispado de Ourense comentan que se trata de un tema de la parroquia y que debe ser el párroco, que conoce el lugar y la opinión de los feligreses, el que acuerde lo mejor para la mayoría. Su actuación se limita a colaborar con la parroquia, si es necesario pedir algún permiso o autorización, para que se haga conforme a la legalidad. El cura de la parroquia declinó hacer ninguna declaración.

La decisión final se pospondrá varias semanas hasta conocer la opinión mayoritaria de los feligreses de la parroquia integrada por los núcleos de Abeleda, Balín, Casal de Abade, Os Casares, Outeiro y Sanguñedo.

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