La monacal villa de San Rosendo se trasformó ayer en un escenario multicolor con el regreso de don Carnal. Comadres llegadas desde diferentes puntos de la comarca se encargaron de animar la celebración que, por la pandemia, se trasladó del antiguo refectorio a las calles y a la hostelería de Celanova. “La gente está muy contenta y con ganas de fiesta, algunos restaurantes ya estaban completos el jueves”, comentaba Maite Estévez, miembro de la asociación organizadora, Comadres de Celanova, que contó con la colaboración del Concello de Celanova y la Mancomunidade Terra de Celanova.
Los integrantes de las charangas BCB, Caliqueños y 3.Com fueron los encargados de poner la nota musical a una velada que arrancó a las siete y media de la tarde con pasacalles simultáneos por el casco urbano y que, tras el descanso para la cena, se prolongó más allá de la medianoche.