REPORTAJE

Dulce viaje a la nostalgia

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photo_camera Alex Estévez presume de producto ourensano respaldado por su familia de Quintela de Leirado.

Un homenaje a sus abuelos, naturales de Quintela de Leirado, ha hecho que el nombre de Ourense esté en las confiterías de media Argentina con los alfajores que fabrica Alejandro Estévez. El joven empresario está de visita en la provincia.

Los alfajores, un dulce típico de Latinoamérica a base de galletas rellenas con extra de dulce de leche, sustituirá este año a los turrones y polvorones en la casa de los Estévez, en Quintela de Leirado. El postre llegaba hace unos días en la maleta de Alejandro, el benjamín de la rama argentina de la familia Estévez-Bello que, a sus 33 años, regenta en Quilmes su propia empresa de elaboración de alfajores bajo el nombre de Orense.

Criado entre la añoranza a la verde patria y las historias sobre el contrabando con Portugal que le contaba su abuelo Manuel, quien con 20 años dejó su Quintela natal para labrarse un porvenir al otro lado del charco con su mujer Delia, "cuando decidí apostar por la fabricación de alfajores, hace ya tres años, tuve claro que el nombre sería un homenaje a mis raíces. Quintela de Leirado era un poco largo, pero Orense sonaba bien. Fuerte, serio, como lo era mi abuelo", recuerda con añoranza sentado en un mirador hacia el valle del Deva. "Al venir acá me enteré de que se dice Ourense, pero él se fue de Orense y así lo recordaba siempre", se justifica por haber utilizado el nombre en castellano.

Un "quencho" que relataba la existencia de los alfajores Orense en Argentina publicado por este periódico el pasado mes de septiembre, unido al deseo de conocer la tierra de sus antepasados, ha motivado este otoño el viaje a sus raíces. "Acá, las tías se enteraron por La Región del negocio y, quizás, todo eso desencadenó en este viaje que está resultando precioso. Esto es más lindo de lo que me esperaba, tan verde, las casas grandes de piedra,...", relata con deseos de seguir conociendo su tierra "y quien sabe, algún día pueda comercializar mis productos en Ourense", matiza.

Programa de Ana Kiro

En su primer viaje a España, Alejandro no está solo. "Vine con mi viejo, con quien aprendí el oficio de vendedor y que tampoco había tenido la oportunidad de conocer antes la tierra de sus papás", recuerda con emoción, la misma que sintió al ver a su familia ourensana recibiéndoles con una pancarta de bienvenida. "Aunque mis abuelos nunca volvieron, siempre mantuvimos el contacto y más ahora con las nuevas tecnologías", asegura el benjamín del grupo, respaldado por los primos José Antonio, Celsa, Jesús y María del Carmen, además de la anfitriona, la tía Maruja. "No me puedo creer que estén aquí. Nunca lo imaginé", comenta Maruja, abrazada al hijo de su hermana de la que poco pudo disfrutar a causa de la emigración, y por quien llegó a recurrir al programa de Ana Kiro para que le trajera ,"pero no pudo ser, falleció antes de que pudiéramos volver a vernos", lamentaba.

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