El Mesón do Labrego de A Merca cierra sus puertas

Los fogones del Mesón do Labrego se apagan el viernes tras medio siglo peparando comidas. El restaurante, un clásico celanovés, baja la persiana por la jubilación de sus propietarios. Aunque su alma máter, Ramón Rodríguez, deja la puerta abierta.

A Merca dirá adiós al único restaurante que quedaba abierto en la capitalidad, el Mesón do Labrego. El municipio, antaño epicentro de los banquetes y celebraciones familiares en la comarca, se queda sin un referente de la gastronomía tradicional y deja huérfanos “de comida e durmida” a parroquianos y visitantes. 

“Temos un trauma, non por nós, senón por toda esa xente que leva 30 anos vindo a comer, algúns tódolos días”, recuerda Ramón Rodríguez Conde, promotor de este mesón familiar que nació hace 50 años a partir de una “xuntanza cos meus amigos”, que derivó en una taberna primero, y después en un restaurante que hoy lideran su sobrino Moncho y sus padres, Rosa Fernández y Manolo Rodriguez. “Sentímolo tremendamente pola xente que vén, porque os nosos clientes son coma da familia e moita xente depende de nós. Pero temos que pechar porque xa temos moita idade todos, levamos moitos anos aquí, sen vacacións, sen un día libre. Moncho, que e o xefe agora, non quere que sigamos aquí. Así que pechamos, cando menos un ano, a ver que pasa”, comenta, dejando la puerta abierta a que su sobrino Moncho pueda retomar, en un futuro, las riendas del negocio. “Ademáis, seguiremos aquí para saudar aos amigos”. 

De momento, cierra el restaurante y también el bar que tienen alquilado en el bajo, aunque esperan que este pueda abrir en un mes. Un alivio para los parroquianos que hace unos días se quedaban sin la única sucursal bancaria del municipio. No será por clientela. En el “labrego” sirven, como mínimo, 50 menús y sin contar con los eventos familiares, de amigos y empresas. “Hai xente que leva vindo 30 anos cada verán, polas festas... Bodas xa non facemos, pero si bautizos, comunións, comidas de empresa… Temos xente que come aquí a diario e tamén traballadores que se aloxan nas habitacións…”, relata preocupado por saber qué será ahora de ellos. “Os nosos clientes acaban sendo da familia”, comentan.

Hace unas semanas, vecinos y amigos les sorprendían con una fiesta de despedida. Más de cien personas mantuvieron en secreto una celebración que ahora tendrán que volver a repetir, porque muchos no se enteraron y querían asistir. “Foi unha festa moi bonita, pero agora temos que facer outra nós porque moita xente non se enterou e quería vir”, recuerda con emoción.

Con el nuevo año, la familia aprovechará para ponerse al día. “Eu acabar os meus libriños”, comenta Ramón sobre cuatro publicaciones en las que plasmará la historia de A Merca y sus gentes, así como hacer realidad el museo monográfico para el que cuenta con más de 4.000 aperos y utensilios, y festejar los 50 años del festival “Cantiga Labrega”, un referente cultural que reunió en A Merca a los intelectuales ourensanos.

Te puede interesar