La Dirección Xeral do Patrimonio Cultural ha iniciado un procedimiento para obtener más información sobre la retirada sin autorización de la rejería del baptisterio de la iglesia conventual de Celanova. Unos hechos que podrían ser clasificados como infracción, a la vista de lo establecido en la Ley 5/2016, de 4 de mayo, del patrimonio cultural de Galicia, donde consta que cualquier obra o intervención -por pequeña que esta sea- en un Bien de Interés Cultural (BIC) deberá contar con la autorización de Patrimonio.
La intervención en el interior del templo de San Rosendo, declarado Monumento Nacional en 1931, se realizó hace unos días a instancias de la Unidad de atención Pastoral (UaP) de Celanova, cuyo moderador, Santiago Fernández, explicaba que se fundamentó en la necesidad de acondicionar el baptisterio para su uso, en una intervención que también preveía adecentar la zona limpiando la tarima de madera, mejorar la iluminación y la instalación de bancos. Fernández comentó que las rejas, de principios del siglo XX y que delimitaban el acceso a la pila bautismal, “estorbaban” para las ceremonias y, si bien no solicitaron permiso por escrito, sí que trasladaron verbalmente su intención a sus superiores. “Nos dijeron que estas sí se podrían retirar y guardar, pero las del coro y los altares, no”, dijo.
Desde el Obispado, el delegado de Patrimonio, Luis Manuel Cuña, dijo no haber sido informado de estos hechos y comentó que “probablemente primó el deseo pastoral de los sacerdotes” de retirar unas verjas “sin valor histórico”, pero matizó que “esto no justifica el hecho de no haber pedido permiso. El modo no ha sido el mejor. Esto es un super BIC”, incidió. Cuña comentó que los hechos han sido abordados en la subcomisión mixta Xunta de Galicia-Iglesia, que se reunió esta semana. “Hemos quedado en hacer a posteriori, lo que se tenía que haber realizado antes: elaborar un estudio de la justificación de la retirada y de la historia de esa reja. Si Patrimonio pide que se revierta, así se hará”, dijo, asegurando no tener constancia de que se haya abierto un expediente, ni sobre una posible sanción. “La Xunta hará lo que tenga que hacer”, concluyó.
Desde su llegada a Celanova, en junio de 2022, los sacerdotes Santiago Fernández y Miguel Rodríguez han llevado a cabo diferentes actuaciones de limpieza y mejora en varias estancias del monasterio, referidas tanto a la iluminación como al mobiliario. En este sentido, tampoco está exenta de polémica la reciente instalación de sendas rampas de acceso al templo desde la Praza Maior. Una mejora bien recibida por los feligreses pero que, a la vista de los hechos, tampoco habría contado con la supervisión técnica, ni el correspodiente permiso de Patrimonio. Tanto el sacerdote celanovés como el delegado diocesano incidían en que el carácter móvil de las rampas no haría necesaria dicha autorización, “otra cosa es hacerla con más o menos gusto”, apuntó Cuña sobre una estructura de madera poco acorde al monumento.
