Rosa celebra en A Merca sus 110 años

La familia, casi al completo, celebró el pasado domingo el 110 aniversario de Rosa Martínez. (Foto: Xesús Fariñas)
La abuela de Celanova, y posiblemente una de las más longevas de Galicia, Rosa Martínez Casais, celebró ayer su 110 aniversario en compañía de sus seres queridos en la casa familiar de la villa de San Rosendo.
En el año en el que el militar alemán Ferdinand von Zeppelin inventaba el primer globo dirigible, cuando la radio y la televisión eran inventos aún por rentabilizar, nacía en una pequeña aldea de A Merca, Rosa Martínez Casais. 110 años después de aquel 3 de mayo de 1900, la casa familiar de la calle Castor Elíces de Celanova, fue ayer un ir y venir constante de familiares, amigos y vecinos deseosos de felicitar a la cumpleañera. 'Si no fuera porque no oigo bien y me cuesta andar, iba a estar hoy aquí', bromeaba ante la presencia de sus tres hijos, Amelia, José Ángel y Ricardo, a quienes no dudaba en otorgar el secreto de su longevidad. 'Siempre he sido muy feliz y, a pesar de los momentos difíciles que me ha tocado vivir, nunca he dejado de reír', relata.

Alegre, divertida y coqueta, así la definen quienes conocen a esta enérgica mujer que, a sus 110 años, es una de las habitantes más longevas de Galicia donde, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, residen 765 personas con más de 100 años (145 en la provincia de Ourense). La 'bisi', como cariñosamente la llaman sus biznietos, no quiere grandes protagonismos. Escuchar la misa de doce que retrasmiten por la radio y disfrutar de la compañía de sus seres queridos, y en particular de sus pequeños biznietos, son sus mayores preocupaciones.

Maestra de profesión, Rosa Martínez Casais ejerció cuatro años en la escuela de Xacebáns (Quintela de Leirado) y dos más en un centro privado para niñas que ella misma fundó en la que fuera casa natal de Manuel Curros Enríquez, hoy sede de la Fundación que lleva su nombre. 'Conocí a José Eduardo, mi marido, en uno de los viajes de camino a Quintela de Leirado y, cuando me casé, dejé de trabajar', recordaba ayer sentada junto a la ventana del salón.
Después llegó la guerra, el traslado a Madrid, donde pasó buena parte de su vida, y el nacimiento de sus nietos y biznietos. Las fotografías de los pequeños Isaac, Rafa, Elena, Nacho, Aitor, Irene y Alex están por toda la casa que, desde la década de los noventa, comparte con su hija Amelia Feijóo.

Desde hace tiempo, no sale a la calle, tampoco la extraña. En su memoria recuerda cada rincón de una villa que hoy nada tiene que ver con la que ella dejó siendo aún una niña y, que no cesa de describir a cada quien que acude a visitarla. 'Otra cosa no, pero tiene una memoria envidiable', apuntaba su hijo José Ángel Feijóo, que estos días se ha desplazado desde Guadalajara para celebrar el aniversario.

Precisamente los más pequeños de la casa han sido los portadores de uno de los regalos más bonitos e inesperados que ha recibido en estos 110 años: 'Una felicitación de los Reyes de España', confesaba aún emocionada. 'No sabían qué regalarle y optaron por escribir una carta a sus majestades contándoles que tal día como hoy -por ayer- mamá cumplía 110 años, y ellos nos mandaron una felicitación', relataba su hija Amelia Feijóo.

Te puede interesar