REPORTAJE

Tres siglos marcando el ritmo

photo_camera Un total de 1.400 alumnos han participado esta primavera en el ciclo de conciertos didácticos de órgano de Celanova. Una actividad pionera en la península que permite a los escolares conocer la historia de un instrumento centenario y mismo protagonizar un concierto con Marisol Mendive como organista. Esta semana clausuraba la edición el IES Escolas Proval (Nigrán).
Con la banda sonora de Star Wars cerraba Marisol Mendive la undécima edición del ciclo didáctico de órgano promovido en Celanova alrededor de este instrumento centenario. Un lujo para la villa y los 1.400 escolares que esta primavera han participado en el programa.

Son muchas y de gran valor, las joyas que esconde el Monasterio de San Salvador de Celanova, pero sin duda el más sonoro y reclamado esta primavera ha sido el que se esconde  en el Coro Alto. El órgano, majestuoso instrumento encargado en el siglo XVIII por  Francisco de Castro Canseco y construído por el organista franciscano Felipe de la Peña, es un regalo para los oídos del que disfrutan tanto los eruditos como los jóvenes gallegos que, bajo la batuta de sus profesores y en una actividad promovida por la Xunta de Galicia y el Concello de Celanova, llegan a la villa de San Rosendo para participar en los ciclos didácticos de órgano.

Después de dos años casi en blanco, la actividad pionera en España ha recuperado la cifra de participantes de antes de la pandemia. Un total de 1.400 jóvenes y 30 grupos de diferentes centros educativos  que, en el marco de un programa organizado por la Fundación Curros Enríquez, les permite contextualizar cómo era la vida que se hacía en el cenobio hace 300 años, el papel que tenía el órgano en la actividad monacal y luego, conocer un instrumento centenario por fuera y por dentro. “É unha experiencia moi interesante e positiva para os rapaces e máis neste espazo. Seguramente será a única oportunidade que teñan na vida de escoitar un órgano como este en directo, e incluso achegarse a el, tocalo e ver como funciona por dentro”, resaltaba Cristina Alonso, profesora de música del IES Escolas Proval de Nigrán, el centro con el que esta semana se clausuraba el ciclo anual. 

Año jubilar

La parte más bonita, “sen dúbida, cando tocamos co órgano”, contestaba el alumnado pontevedrés tras vivir una experiencia única, xilófono en mano, acompañando al órgano en la interpretación de “Pasacorredoiras de Fonsagrada”. 

Fue en el año 2007, con motivo del 1.100 aniversario de San Rosendo, cuando el Concello de Celanova, la parroquia de San Salvador y el Conservatorio de Música de Ourense  promovieron los primeros conciertos didácticos para escolares. “Empezamos con poquitos grupos, pero esto se ha ido perfeccionando y complementando con la Casa dos Poetas y, alrededor del órgano, se ha creado una actividad única en España y muy bonita. De hecho tiene un atractivo muy grande, viendo la respuesta del alumnado gallego, es una siembra para el futuro”, resalta la organista titular del programa, Marisol Mendive, quien destaca que el de Celanova, conjuntamente con los órganos de la Catedral de Santiago y el de Tui, es de los que más se utiliza. “Tiene una actividad semanal, no es un instrumento de lujo que se escucha muy de vez en cuando, sino que es muy cercano”, matiza Mendive. 

Tanto que,  como recuerda Paula Conde de la Fundación Curros Enríquez, a partir de esta actividad didáctica el órgano se ha incorporado a la  oferta turística celanovesa, siendo un reclamo para muchos de los grupos concertados que llegan a la localidad, tanto a título particular como de la mano de las agencias de viaje.

1.827 tubos

Sobre el instrumento, Mendive relata que la caja es la original del siglo XVIII, pero todo el material sonoro se hizo nuevo en un taller de Suiza en el año 2000 incorporando 32 registros en dos teclados manuales y un pedal y 1.827 tubos. Preguntada por su estado de conservación “está bien, es un instrumento que requiere un mantenimiento y, si se hace, cuidándolo, dura mucho”, responde la organista, quien subraya que sería interesante ampliar esa labor que se realiza anualmente “con una afinación, ver cómo están los materiales y procurar que esté siempre lo mejor posible”, concluye.

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