ENTREVISTA

10 medallas olímpicas y más

photo_camera Liudmila Volchok, 33 años, diez veces medallista olímpica, en las instalaciones del CERLA de Laias.

Concentrada en Laias con la selección bielorrusa de remo, detrás de esta deportista de élite, diez medallas olímpicas, hay una historia de superación

Liudmila siempre sonríe, bueno, casi siempre. Los tópicos apuntalan aquí una historia de superación, no miento. A ella le acompañan 10 medallas olímpicas, en remo y esquí. Amante del deporte, de su familia, la vida le ha escrito hermosos párrafos entre líneas no siempre legibles; me explico. Fue una niña predispuesta al deporte, pero problemas cardíacos le desaconsejaron su práctica. No ocurrió, de hecho alcanzó la universidad y superó las pruebas de atletismo, bronce en Copa de Europa femenino.

El drama. Casi a la par que el mundo vivió el desplome de las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, ella vivió otro desplome, el suyo, desde la azotea de un albergue. En 2001, un accidente doméstico al tratar de orientar la antena de la televisión. En seguida se dio cuenta de la gravedad del asunto. Tenía 20 años y un futuro prometedor.

Acababa de regresar de Sidney, con la mirada lista en los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004, se apagó su sueño. El telón del primer acto se baja. Continuará.

¿Eres feliz?

Oh, sí.

Una respuesta rotunda, sin meandros. En su caso una afirmación con mucho fondo. 10 medallas olímpicas, 3 de oro, 4 de plata, 3 de bronce, la última en Sochi; 5 juegos paralímpicos. Todo empieza en Turín, en 2006, bueno, en realidad mucho antes, 4 meses después del episodio trágico. La ayuda de su familia, en particular su hermano mayor, y una milagrosa rehabilitación gracias a su buena forma física, hicieron que el telón se entreabriera un poco.

¿Cómo cambió tu vida?

Al no poder cumplir los objetivos deportivos marcados quedé excluida de la Universidad. Pude regresar cuatro años después, esta vez a la facultad de Turismo y Hostelería. Después hice también Magisterio. El accidente, es obvio, cambió mi vida. Hoy diría que “a mejor". He llegado mucho más lejos de lo que esperaba; entonces, gracias a que tenía una muy buena forma física, la recuperación fue muy rápida.

Optimista y muy risueña por naturaleza, viéndola manejar su silla de ruedas con la misma facilidad que administra sonrisas, todo parece una historia bien resulta, pero es consciente de muchas otras realidades que no lo son, lo suyo es también una excepción.

¿Cómo es la convivencia en el equipo?

A diferencia del esquí -su otra modalidad competitiva- la competición en remo es conjunta, sin diferencias. En el equipo somos una familia, al entrenar y no ver la silla me toman por una compañera más. Además hay muchas personas que sopesan muchas cosas de su vida personal al ver esta silla de ruedas.

¿Hay vida después del deporte?

Sí, mi hija. ¡u!
Exterioriza una descriptiva onomatopeya en forma de añoranza. "La próxima vez viene seguro". Rastrea el móvil y muestra una imagen de ambas sonrientes a caballo de la silla de ruedas. "Tengo muchos otros sueños. Cocino muy bien, me gusta estar con mi familia. Sé que el deporte se va a acabar en breve pero voy a seguir ayudando a personas como yo. Aquí en España las barreras arquitectónicas se perciben poco, en mi país hay más barreras, físicas y emocionales. Me manejo bien con la silla, pero hay otras personas que no lo hacen tanto. Gente que pasa mucho tiempo recluida, con miedo a salir. Una de mis misiones futuras es ayudar y que estas personas realicen las labores que más le gusten.

El telón, tras una gran carrera, se abrirá una vez más, seguro.

Cerla y Laias

Hasta el próximo 1 de abril en Laias es posible ver cómo es una sesión de entrenamiento de una de las selecciones más exigentes, integrada por 53 miembros, entre ellos Liudmila Volchock. Estos deportistas -auténticas moles musculadas de más de dos metros de altura- son conscientes del futuro personal y profesional en juego, por ello entrenan con una disciplina imperturbable cada día de la semana.
Con un año de vida el CERLA, enmarcado dentro del Plan Termal de Ourense, está consiguiendo cambiar la fisonomía del balneario, reorientando y complementando una estrategia comercial en un giro de 180 grados. Delegaciones holandesa, bielorrusa, inglesa, australiana... Sobra decir que nuestra industria futura es termal; además ésta no se deslocaliza, aunque se quisiera.

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