2021: el año de Carrera

Hace exactamente un año, la ourensana Raquel Carrera posaba orgullosa con la camiseta del Valencia Basket en la Fonteta. Tras una temporada cedida como el referente interior del Araski, la pívot volvía al club que la firmó como un proyecto a largo plazo para comenzar a pelear por un puesto en la potente rotación naranja. Esta semana comenzó su segunda pretemporada como jugadora “taronja” y la situación ha cambiado. Importante en el club de Liga Femenina, elegida en el draft de la WNBA por Atlanta Dream en el puesto 15, presencia en el Eurobasket y como no, en las Olimpiadas de Tokio, el merecido premio a tantos años que comenzaron en el patio de Josefinas, en pleno corazón de Ourense. Ahora, lista para calzarse las zapatillas en un año clave en su trayectoria deportiva (en la que estará en los ojos de todos) y después de un verano inolvidable, Carrera reconoce que “lo he vivido todo con muchísima ilusión. Al final es el sueño que quieres conseguir desde pequeña y al haberlo logrado, ha sido increíble”. En la primera de las paradas, en el Europeo, sin medalla pero satisfacción general. “Vi al equipo bien, la verdad. El equipo venía de unos cambios y con bajas que nos trastocaron. Fue un momento duro para el equipo, aunque creo que competimos y lo afrontamos bien”. Y finalmente, los Juegos. “Fue una experiencia súper bonita. Nada que te cuenten se parece a estar dentro, a vivirla. Al final sí que es cierto que no acabo como nos habría gustado, pero lo cierto es que ha servido como motivación para volver a ir porque vamos, nos quedamos con ganas”. Porque si algo es especial, al margen de competir, es la vida en la Villa Olímpica. En ese sentido, la ourensana afirma que “a pesar de las restricciones por el covid lo disfrutamos mucho. Ver a tantos deportistas, tantas competiciones juntas… es muy guay”. Aunque un pero, no hubo ni un solo minuto de turismo. “Estábamos encerradas. Lo único que vimos fue lo que se observaba entre la Villa y el pabellón. Me gustó tanto que repetiría mañana mismo el viaje”. A nivel deportivo, pocos minutos pero “los he utilizado para aprender y seguir mejorando. Los viví con mucha intensidad, tanto dentro como fuera de la pista”. En el debut, los nervios. “Cuando estaba a punto de saltar a la cancha sí pense, ‘Ostrá, que voy a jugar en unos Juegos’, pero luego en la cancha salí a darlo todo”, reconoce la ourensana. Sobre el futuro, año ambicioso, pero sin pensar en la WNBA. “Tengo todavía varios años de contrato con el Valencia (le quedan tres años) y por el momento mi casa está aquí y soy muy feliz. A final de temporada ya veremos si hablamos con la franquicia o si me marcho, pero ahora mismo estoy concentrada en los objetivos del equipo”. Unos objetivos que marcan un mes de septiembre cargado de encuentros con la Supercopa y la previa de la Euroliga. “Tenemos retos muy importantes ahora, pero creo que podremos estar al nivel. El año pasado disputamos tres finales y ganamos una y me gustaría mejorar esos resultados. Otro objetivo claro sería poder disputar la Euroliga, si consigo eso a nivel personal, además de jugar más minutos que el año pasado, estaré contenta”. Todo ello sin perder de vista su formación académica, lo que confirma que deporte y estudios pueden ser compatibles. “Ahora mismo estoy terminando el ciclo de nutrición y quiero empezar a estudiar fisioterapia”, todo ello con la mirada y las expectativas de todos sobre su evolución. “No siento que la gente se fije más, cuando salgo a la cancha solo pienso en hacerlo lo mejor posible”, concluye la pívot del Valencia.