En O Outeiro sonrió el equipo local y en el Cardenal Quiroga la alegría fue del visitante
Tardó en llegar pero el frío parece haberse instalado de forma totalmente consolidada en la provincia, y este aspecto se nota, y de qué manera, en los campos del fútbol ourensano. Las gradas están un poco más despobladas que hace unas semanas y los aficionados más atrevidos se abrigan hasta las orejas para hacer frente a las gélidas temperaturas.
Una forma de combatir el frío, al menos temporalmente, es por medio de la salsa del fútbol, el gol, aunque ya se sabe que en este deporte la alegría va por barrios ya que el bien de uno suele ir aparejado con el mal del oponente. Así, por ejemplo en O Outeiro, el que sonrió fue el equipo local, el Bande del técnico Iván González, mientras que en el Cardenal Quiroga de Maceda, la alegría se la llevó el equipo visitante, el Molgas. Además fue un derbi. Fernando abrió el marcador para los visitantes y Carracedo amplió la distancia y aunque acortó Iván antes del descanso llegó el 1-3 de Seara. En la segunda parte Jonathan hizo el cuarto y Roberto el 2-4 final.
Donde no hubo alegrías ourensanas, y por ello mucho frío, fue en San Cristóbal, donde el Ribeiro no pudo con el Grove (0-2).
