Hacía mucho tiempo que la sufrida afición del Ourense no vivía una alegría como la de ayer. La masiva presencia de aficionados en el estadio demostró que la ciudad y la provincia están al lado de un club y un equipo que en esta ocasión sí hizo vibrar a la afición.
Desde el primer minuto la comunión entre el equipo y la afición fue total. Los jugadores lo pusieron todo sobre el césped y la gente respondió con su apoyo incesante desde la grada. La algarabía fue total desde que el gol de Eder, en el 59, significaba el paso definitivo a Segunda B. Los cánticos de celebración fueron constantes, no faltó la ola a la que también dio vida la afición del Laudio, y el estallido de júbilo llegó con el pitido final y una invasión de campo que ponía fin a cuatro años en el destierro de Tercera. La Segunda B aguarda.