El Ourense solventó la visita del Alondras con la eficacia y la rotundidad de un líder tan indiscutible en los números como mejorable en el juego

Cuestión de prisma

Varios jugadores del Ourense celebran uno de los goles.
Espeso y sin lucidez. La primera hora de partido del Ourense ante el Alondras no gustó a nadie aunque tampoco cogiese por sorpresa a los habituales a O Couto.
Si ante el Somozas la reacción llegó sobre la bocina y por insistencia, ante el Alondras, los tres puntos cayeron en el zurrón por la incuestionable diferencia entre la calidad individual y la voluntad y constancia colectiva.
Adrián Quintairos tocó dos balones en los 20 minutos que estuvo sobre el césped y los dos los coló en la portería de Marcos. El delantero fue la línea divisoria entre el que todavía no sabe si luchará por estar arriba, abajo o en medio y el que tiene como único objetivo tolerable la primera posición y el ascenso de categoría.
El Alondras fue mejor durante una hora. No por juego ni por ocasiones,sino simplemente porque llevó el partido a donde quería.
Con el terreno de juego como aliado, los visitantes dominaron al Ourense. Ralentizaron el fútbol, pusieron más criterio en el centro del campo y tuvieron las mejores ocasiones. Pocas,pero alguna al menos. Rober y Leiro pudieron adelantar a su equipo en la primera mitad con tiros con más peligro de antemano que en su ejecución. Cuestión de calidad.
En el Ourense, con Yebra sin encontrar el norte en su brújula, el juego se convirtió en una permanente huida hacia adelante con más ganas que criterio. Eso y las pinceladas de un Peloto meritorio pero menos brillante sin tener a un Noguerol con el que combinar.
Al inicio de la segunda mitad no cambió el guión. Andrés le dio más llegada al Alondras pero Rober mantuvo el mismo acierto, ninguno.
El delantero perdonó el 0-1 solo ante Berto y el árbitro le perdonó más tarde la expulsión a Portela cuando le pitó una falta siendo el último defensor. Ahí se acabaron las opciones del Alondras. Ahí y cuando Quintairos entró en el campo.

Quintairos marca la diferencia
El delantero ourensano no perdonó en la primera pelota que le llegó. Control, avance, remate y gol. Sencillo en la teoría pero la diferencia entre ganar o no , entre querer y poder. La segunda que le dieron, más de lo mismo. Contragolpe, control, recorte, tiro cruzado y gol.
Asunto resuelto y tres puntos más para un Ourense gris en el juego pero reluciente en las estadísticas. Cuestión de calidad.
Los números del Ourense tapan bocas. Su juego no intimida pero los resultados marcan diferencias. Los de Fonsi Valverde, aun con las bajas de Arenas o Noguerol, sacan los partidos adelante y empujan para poner tierra de por medio con sus perseguidores. Excelentes noticias cuando lo que se pretende es la practicidad y llegar al objetivo siendo el camino elegido algo secundario. Las sensaciones son mejorables y la vistosidad cuesta encontrarla, pero de poco importa y rápido se olvida mientras el rodillo siga triturando rivales.
El Alondras no tenía el mismo pedigrí que el Ferrol pero sus números eran similares. Este Ourense no enamora pero no distingue entre altos y bajos. Los más exquisitos pedirán caviar pero en tiempo de hambruna tener la barriga llena cada semana es un lujo al alcance de muy pocos. Cuestión de prisma.

Te puede interesar