El Polígono encajó una contundente derrota ante el Pontellas que lo envía al farolillo rojo de la Preferente Autonómica
Hay días en los que es mejor no levantarse y ayer fue uno de ellos. El Polígono afrontaba un partido marcado en rojo en la pelea por la permanencia. Saltó al campo concentrado, intenso, valiente y hasta dominante y se fue a la ducha hora y media después con cuatro goles encajados, siendo colista y todavía pitándole los oídos por el bofetón recibido. Lo que pasó en esos 90 minutos tiene fácil explicación. El Pontellas va justito, pero el Polígono, más aún.
A los cinco minutos los locales ya habían llegado cuatro veces con verdadero peligro y en ninguna habían rematado a portería. Faltó el último pase. Otra vez. Al Polígono le falta quien haga bueno el trabajo colectivo, quienes amplíen el repertorio ofensivo. Le falta eficacia, talento, calidad... Le falta lo que tienen otros para fichar eso que no se entrena. Y con lo que tiene por ahora no es suficiente.
A los 15 minutos avisaron los visitantes con una contra que Álvaro sacó bajo palos. Cinco después llegó el primer gol del Pontellas. Y ahí sí que pudieron hacer bastante más los locales. Un córner al segundo palo donde Pozo cabeceó totalmente solo y que Kopa remató más solo aún frente a un Alberto vendido (0-1).
Hasta entonces el Polígono había mandado, incluso dominado, pero cada vez que el Pontellas pasó el medio campo fue con peligro.
A la media hora Pozo perdonó un mano a mano pero no González solo un minuto después (0-2). Ese gol narcotizó el partido. Un castigo demasiado doloroso cuando las esperanzas puestas en el partido eran tantas.
La segunda mitad sobró. Rincón sentenció a los tres minutos, Leiro dejó el marcador en goleada y 'Choupas' hizo el de la honra tras una buena internada de Gustavo que peinó Toni.
Ahora queda lo más complicado. Toca digerirlo rápido y volver a entrenar con las mismas ganas. La permanencia está solo a tres puntos.
