Entre el desastre y la reacción, una bronca de afición

Se preguntarán ustedes por la milagrosa y kafkiana transformación de un COB paupérrimo en Girona y bravo -aunque también derrotado- en el Pazo, contra el Obradoiro.
La razón fue una bronca de las que hacen afición por parte del técnico Rafa Sanz, prolongada con sus declaraciones durante toda la semana, en la conferencia previa y en la posterior al partido, donde dejó a pocos títeres, llámense jugadores, con cabeza. El entrenador tiene las ideas muy claras y actuará en consecuencia. Si el barco se hunde, el capitán será el último en abandonar, pero con todos los grumetes a su vera, alguno atado y amordazado al ancla. El vestuario está que arde, otro torpedo a la línea de flotación de una nao próxima a encallar en los acantilados de Huesca, tierras de don Anxo Navarro, de no mediar otra cura de caballo, a base de explosivas declaraciones con efecto terapeútico en el juego ourensano. Ahora sí, cualquier cosa puede suceder. Atentos.

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