Como un parto. Así de dura y de interminable se le está haciendo la temporada a un COB que sale a los partidos con ganas y actitud pero que agacha la rodilla al primer revés y al que le cuesta levantarse del primer impacto. Al equipo le falta chispa y sobre todo ilusión. Compite por orgullo y cuando gana lo hace por calidad y talento, pero le falta lucidez, ambición y confianza.
El Prat y el Pazo fueron los últimos testigos de la impotencia de un equipo creado para convencer y que cada vez está más convencido de su debilidad.
El segundo arrimó el hombro para intentar insluflarle ánimos a quién pide a gritos cariño y respuestas. La afición ayudó hasta donde pudo a una plantilla intachable en el esfuerzo pero a todas luces deficitaria en el rendimiento. Una plantilla que no ha recibido más que palos y contratiempos desde el inicio. Un equipo al que las victorias le saben sólo a alivio y no a gloria pero las derrotas le duelen como estocadas mortales. Un equipo de baloncesto al que cada mes le tarda semestres en terminar.
El primero, el Prat, hurgó en la herida sabiendo que a poco que saliesen las cosas encontraría réditos. Aguantó vivo cuando el COB estuvo fresco y apretó las tuercas cuando olió la sangre. Su inexperiencia y un estrepitoso día en el tiro le hizo poner en duda una victoria que cualquier otro habría sellado antes de tiempo.
El COB apuró sus opciones y lo tuvo cerca, pero volvió a quedarse en el casi, en la amargura y en la impotencia.
La ilusión
El COB compite en todos los partidos pero falta la frescura y la ilusión de quién no tiene en la cabeza otra cosa que no sea el ascenso. Los partidos se le hacen largos y no sabe sufrir.
Los detalles
El arbitraje en momentos puntuales, algún tiro que se sale de dentro, los lanzamientos definitivos, una pérdida en plena remontada... La fortuna tampoco ayuda mucho al COB este año.
El segundo arrimó el hombro para intentar insluflarle ánimos a quién pide a gritos cariño y respuestas. La afición ayudó hasta donde pudo a una plantilla intachable en el esfuerzo pero a todas luces deficitaria en el rendimiento. Una plantilla que no ha recibido más que palos y contratiempos desde el inicio. Un equipo al que las victorias le saben sólo a alivio y no a gloria pero las derrotas le duelen como estocadas mortales. Un equipo de baloncesto al que cada mes le tarda semestres en terminar.
El primero, el Prat, hurgó en la herida sabiendo que a poco que saliesen las cosas encontraría réditos. Aguantó vivo cuando el COB estuvo fresco y apretó las tuercas cuando olió la sangre. Su inexperiencia y un estrepitoso día en el tiro le hizo poner en duda una victoria que cualquier otro habría sellado antes de tiempo.
El COB apuró sus opciones y lo tuvo cerca, pero volvió a quedarse en el casi, en la amargura y en la impotencia.
La ilusión
El COB compite en todos los partidos pero falta la frescura y la ilusión de quién no tiene en la cabeza otra cosa que no sea el ascenso. Los partidos se le hacen largos y no sabe sufrir.
Los detalles
El arbitraje en momentos puntuales, algún tiro que se sale de dentro, los lanzamientos definitivos, una pérdida en plena remontada... La fortuna tampoco ayuda mucho al COB este año.
