Ciclismo

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Carlos Canal, al frente del grupo de la fuga (EFE).
photo_camera Carlos Canal, al frente del grupo de la fuga (EFE).
El ciclista ourensano del Burgos BH fue uno de los protagonistas de la cuarta etapa al estar más de 100 kilómetros escapado

El ciclista ourensano Carlos Canal no ha tardado en hacerse notar en una Vuelta a España que lo tiene como el corredor más joven del pelotón. En la cuarta etapa de la ronda, el representante del Burgos BH probó fortuna y se quedó a 13 kilómetros de pelear la victoria tras una escapada de casi 150 en la que estuvo acompañado por su compañero de equipo Ángel Madrazo y el corredor del Euskatel Joan Bou.

El neerlandés Fabio Jakobsen (Deceuninck Quick Step), corredor que se recuperó milagrosamente de una gravísima caída sufrida en 2010, fue el ganador y volvió a alzar los brazos en el World Tour con su victoria al esprint en una etapa  en la que mantuvo el liderato el estonio Rein Taaramae (Intermarché).

Victoria especial y emotiva para Jakobsen (Gorinchem, 24 años). La caída sufrida en la primera etapa de la Vuelta a Polonia 2020 en pugna con su compatriota Dylan Groenewegem, le dejó en coma, con un solo diente y en serio peligro de muerte. Los médicos hablaron de “un milagro”.

Salvó la vida. Un año y múltiples operaciones después, el neerlandés, que ya había ganado 2 etapas en la Vuelta a Valonia, repicó en Molina de Aragón. Fue el más rápido al esprint, imponiéndose con un tiempo de 3h.43.07, por delante del francés Arnaud Demare (Groupama) y del danés Magnus Cort (EF Education).

Los favoritos pasaron página, aunque con susto final. El estonio Taaramae mantuvo la roja a pesar de que la restregó contra el asfalto a 2 km de meta. Sin consecuencias. Mantuvo 25 segundos de ventaja sobre el francés Elissonde (Trek) y 30 respecto al esloveno y líder real Primoz Roglic (Jumbo Visma). El resto de candidatos juntos en torno a los 25 segundos. Más alejado el ecuatoriano Richard Carapaz, a 1,45 de Roglic.

La escapada de Canal

La etapa marcada para el esprint cumplió el guion a rajatabla, si bien no faltaron los intentos de cambiarlo. La salida desde El Burgo de Osma, en la provincia de Soria, contó con tres voluntarios para animar la jornada y uno de ellos era de Xinzo de Limia.  Carlos Canal, el más joven de la Vuelta con 20 años,  el “gorrión” cántabro Ángel Madrazo y compañero en el Burgos BH de Canal y el valenciano Joan Bou (Euskaltel) se tiraron a la aventura y fueron cabeza de carrera hasta 13 kilómetro de la meta.

El trío en fuga luchó contra el viento y lo imposible, pero se mantuvo al frente durante 100 kilómetros, siempre controlados por un pelotón donde trabajaba en defensa del líder.

Los rebeldes pasaron por la localidad de Paredes de Sigüenza con 3 minutos de renta. Los tres iban condenados, pero se llevaron la ovación de los entusiastas habitantes de dicha localidad, que decretó día de fiesta popular para ver pasar la Vuelta por su tierra, que aún refleja el pasado con sus salinas y restos fósiles de la prehistoria.

 Los pueblos olvidados de España tienen su derecho a vivir su momento de gloria, sobre todo si hay televisión en directo. Lo mismo que los ciclistas más modestos, cuyos equipos deben mostrase para justificar su presencia en la ronda. El grupo del gorrión, el mismo que ganó en Javalambre una etapa y una videoconsola en 2019, se empeñó en llevar la contraria a la lógica del esprint.

No fue posible, a 13 kilómetros de meta el pelotón volvió a reagruparse, ya con el protocolo del esprint activado. Ahí se acaba la aventura de Carlos Canal, solo la primera en LaVuelta de un corredor con todavía más futuro que un presente ya de por sí sobresaliente.

A 70 por hora nadie se atrevió a sublevarse. Groupama quería encumbrar a Demare, el Alpecin repetir con Philipsen, y por supuesto, el Deceuninck a Jakobsen. Mientras Taaramae rodaba por el suelo, los favoritos no quisieron líos y pasaron a la zona de seguridad.

Con algo de confusión y nervios se lanzó el esprint. Demare arrancó de lejos, pero se pegó a su rueda Jakobsen, quien tenía al francés como referencia. El neerlandés tuvo fuerza y decisión, apretó los dientes y logró la victoria de su vida, la que cierra el ciclo después de un accidente que siempre le marcará la vida.

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