Ni un solo pero

 El pívot del Aguas de Sousas Rolando Howell se cuelga del aro del Cáceres. (Foto: Xesús Fariñas)
El Aguas de Sousas firmó un partido intachable para despedirse de su afición hasta 2010 Aportación colectiva. El que no tira, pasa. El que no rebotea, asiste. El que no corre, vuela. En este COB cada pieza encaja con las demás en un puzzle lucido, vistoso y efectivo. Por encima del acierto puntual, lo mejor del Aguas de Sousas es la intensidad con la que trabaja los 40 minutos. No regala una sola defensa ni deja de pelear un rebote o balón suelto.
El gordo, la pedrea y el premio del sorteo de Reyes. Todo junto le ha caído a los aficionados al baloncesto esta temporada.

Ourense se ha enganchado con fuerza a una LEB Oro que ve pasear con orgullo su bandera cada jornada. Ver para creer. Los equipos rivales envidian el ambiente del Pazo y en la pista, el Aguas de Sousas va a ritmo de candidato al ascenso.

Asusta un cambio tan radical. Tranquiliza comprobar que la metamorfosis es indiscutible también para los imparciales. Para los de fuera. Ilusiona pensar que esto pueda ser sólo el inicio de una explosión definitiva. Pensar que sean sólo los primeros pasos.

Esta vez le tocó al Cáceres padecerlo. Los extremeños, imponentes en la plantilla, el prestigio y la cartera, nunca fueron rival para un COB muy superior en juego y actitud.

Los de Paco García justificaron una vez más cada ovación. Levantaron al público con su acierto ofensivo y arrancaron aplausos con su solvencia defensiva. Este equipo no deja de crecer y ha pasado de poder competir contra la mayoría a estar capacitado para tutear a cualquiera. El juego son palabras mayores. Equilibrio, lucidez, paciencia, orden, entrega, generosidad y acierto. Notable generalizado en el plano individual y sobresaliente indiscutible para el colectivo, para todos.

El resultado final fue una victoria incuestionable y una comunión perfecta con la afición. Ni un solo pero que poner.

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