Poco fútbol y mucho silbato en O Couto

El Ourense CF y el Arenteiro terminaron empatando a un gol el derbi jugado entre ambos en O COuto.

Un resultado que puede parecer lógico. Los derbis suelen ser partidos poco vistosos y que suelen acaba igualados. Además, los antecedentes también lo hacían sospechar al parecido. La temporada pasada, aunque fuera en Preferente, los dos enfrentamientos también acabaron en empate.

Esta vez, el partido estuvo marcado por la nefasta actuación del colegiado del encuentro, el también ourensano Hernández González. Repartió errores a partes iguales y demostró que el partido le quedó muy grande, que por ahora tendrá que trabajar mucho para poder llevar este tipo de citas sin que parezca que va a la deriva.

Además, teniendo en cuenta que los jugadores, en este tipo de citas, tampoco le facilitan la labor demostró una falta de autoridad que es necesaria en una categoría como la Tercera división.

Se cargó el partido a los 54 minutos cuando dejó al Ouense CF con nueve jugadores, pero el colmo fue al final del partido, cuando enmascaró la segunda amarilla al central pontino Juanma, que ya tenía una y no le quitó la segunda. Muy flojo.

En cuanto al partido, típico enfrentamiento entre ourensanos. Encuentro muy igualado, mientras estuvieron once contra once. Si acaso las faltas al borde del área o las jugadas a balón parado podían decantar un partido que caminaba hacia al empate con el que empezó.

Pero al quedarse con nueve los pontinos, el partido se rompió. Tuvo emoción, pero poco más. A mayores, el Ourense CF se puso por delante en el marcador en el minuto 71, cuando Martín Lamelas remató de cabeza una falta sacada por Óscar Fondevila.

El Arenteiro, que no le quedaba otra, se fue por el empate y lo logró gracias al joven Manu Bardelás en el minuto 77. De ahí al final, un par de ocasiones visitantes con disparos que paró Michi o se fueron fuera y una galopada de Fondevila que se quedó sin fuerzas.

El resto, interrupciones, muchos nervios en algunos jugadores, con mención especial para el portero Pachi, que se enfrascó con el banquillo local en una decisión infantil o el 'desaire'de Víctor Gallego, que recorrió 40 metros para ir a aplaudirle al banquillo visitante. El portero se llevó una amarilla y el centrocampista se salvó porque el árbitro ya estaba a otras cosas.

Una pena, que un derbi quede así de deslucido. Aunque habrá quién se divirtió, de todo hay.