El primer abrazo del “visionario” Rubén Domínguez

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El guardameta Marqueta fue el destinatario de la euforia de un entrenador que hace historia al frente del Ourense CF

Pita el árbitro y Rubén Domínguez salta como un poseso en busca del abrazo de… Raúl Marqueta, el guardameta. Bien sabe el entrenador la importancia de un portero en el buen rendimiento de un equipo. Luego fue a por el resto, pero el primero fue el zaragozano. Ahora se puede decir, Domínguez encaraba esperanzado la visita del Coruxo a Oira. Luego tocaba Pasarón y más tarde el Oviedo Vetusta en Ourense. “Si ganamos al Coruxo somos campeones, seguro”. Eso lo dijo el jueves, off de record. Convencimiento. Por si acaso ganó también en Pontevedra. Y por si acaso derrotó igualmente a los asturianos, descendidos ya, que salieron del Principado a las cinco de la mañana, dos horas antes amaneció el domingo para los utilleros.

Tensión la justa. A los cinco minutos ya había cabeceado a gol Di Renzo una pelota recibida desde la derecha. Había ganas de cerrar cuanto antes, a Palmás le sacaron un balón bajo los palos y el arquero detuvo abajo el lanzamiento de Alex Gil. Ganaba el Ourense y además no lo hacía el Pontevedra, así que no había lugar para agobiarse. Por si acaso, Marqueta metió una manaza para sacar el remate de Santi Miguelez, la única aparición en el partido.

El año pasado también dependía de sí mismo el Ourense CF cuando recibió a otro recién descendido, el Laredo. Y el sopapo fue espectacular, tanto que debió sellar la permanencia en un todo o nada posterior. Pero era otro Ourense, el recién llegado, el que daba los primeros pasos en la categoría. Un curso después, con todo el cuajo, el conjunto ourensano nada quiso saber de pifias. Lección aprendida en todo caso. Desde Abegondo seguían llegando buenas noticias, los granates continuaban atascados. Hasta una pequeña licencia estaba permitida. No, a la hora de juego marcó Jerin y en anécdota quedó el penalti mandado al palo por Manu para poner la guinda. No era preciso, los jovenzuelos ovetenses, varios de ellos juveniles, habían sacado ya la bandera de rendición.

Apenas un empate y una derrota concedidos en diecisiete partidos en el campo de Oira. El viejo recinto ya cumplió su misión, la próxima temporada volverán los trastos a O Couto. Los trastos y los aficionados, cada vez más y subiendo. Ya tenemos derbi, el Arenteiro ya no se sentirá solo. Ourense, la capital, sitúa un equipo en la antesala del fútbol que entra en las quinielas. Una excelente noticia, se mire por donde se mire.

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