Un privilegio para su equipo, una pesadilla para los rivales

Lou Roe, en el derbi tinerfeño que enfrentó a su equipo con La Laguna, en el que fue clave anotando 21 puntos.
La LEB Oro y el Tenerife presumen de él. Antes lo hizo la ACB y clubs como el Gijón, TAU, Unicaja, Caja San Fernando, Murcia o Bruesa. Han pasado más de 10 años desde su llegada a España y desde entonces no ha cambiado su rol. Roe es una anotador compulsivo. Una máquina perfecta de destrozar rivales utilizando todos los recursos conocidos.
Gran tirador, gran penetrador y espectacular matador. Uno de los jugadores más completos que han pasado por el baloncesto nacional. Tanto en la ACB como en la LEB Oro es un jugador que justifica el precio de las entradas. Uno de esos jugadores de los que luego presumen quienes fueron, son y serán sus compañeros. Aún le queda cuerda y talento para seguir marcando diferencias.
Fuera de la pista su conducta es intachable. Exigente pero comprometido. Europeizado hasta en el matrimonio y con inquietudes que van mucho más allá del deporte.

Un jugadores del que escuchar historias increíbles con jugadores legendarios y una persona de la que tomar notas en la parcela más humanitaria. Cristiano practicante, músico frustrado y extrarodinario atleta como su padre. Sufrió con la muerte de Michael Jackson y lo hace a diario cuando ve las noticias del mundo. Inquieto, extrovertido y resignado a que le encuentren parecido con su actor favorito.

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