SECUNDINO BASALO, PRESIDENTE DEL ARRANXAR

La sencillez de servir a los demás

Desde la más absoluta modestia, con una actitud altruista y una sonrisa a flor de labios, Secundino Basalo Alonso lleva casi medio siglo al frente del Arranxar buscando siempre lo mejor para los chavales del populoso barrio de A Carballeira. 

"Cuando se formó la asociación de vecinos, cuya presidanta era Beatriz, que trabajó mucho por el barrio, me planteó que había que hacer algo por los niños, y más sabiendo que venía de estar junto a Arturo Rodríguez en el Karlaska y la idea era crear una escuela de fútbol. Recuerdo que para conseguir la ropa estuvimos pidiendo algo de dinero por las tiendas del barrio y de esa manera tuvimos los dos primeros equipajes".

El presidente del Arranxar, club que no depende de la asociación de vecinos, remarca que el club "tiene sus propios estatutos. Sus inicios fueron muy buenos porque había cantera y materia primera ya que en la Carballeira pululaban muchos ninos. De ellos, casi todos jugaban tanto al fútbol como al fútbol sala. De hecho, muchos de ellos recalaron luego en el Ourense, Pabellón y otros equipos de la provincia, como por ejemplo Nando, que jugó al fútbol sala en Madrid o Rubén, en el Ponte. Era un auténtico vivero, en la actualidad no lo es tanto".

Para Secundino Basalo, las dificultades que surgen tienen solución con paciencia. "Tenemos un problema en el fútbol 8 y 11 al no tener horas para entrenar. En Oira sólo las hay de cuatro a seis, cuando en su mayoría los niños aún están en el colegio. Podríamos tener más equipos, pero nos cuesta por este motivo".

Con el tiempo, el mandatario del Arranxar ya no está corriendo por los campos los fines de semana llevando niños a Seixalbo "a pintar el campo, estar con ellos, ahora ando un poquito más tranquilo y disfruto de los partidos desde la grada. En estos momentos contamos con tres coordinadores, tres entrenadores, uno en fútbol 8 y los otros dos en fútbol sala".


Carácter integrador

Si por algo se ha caracterizado este club ha sido por su carácter integrador. "En los últimos años había más chicos de otras nacionalidades que de casa, y siempre se miró mucho por ellos. También en este barrio había muchos chavalitos con problemas. Trabajamos allí con la residencia de estudiantes, una tarea ardua y difícil", remarca.

El hecho de estar ligado al deporte "me ha posibilitado conocer mucha gente maravillosa. Y de los niños que pasaron por aquí le he contado a otra gente que cuando estuvieron en el fútbol los mejores años fueron cuando estuvieron en el Arranxar".

En el arcón de Secundino Basalo hay infinidad de anécdotas, pero "una de las peores fue con los juveniles en una final de fútbol sala en la que un jugador nuestro se peleó con un contrario, regresó a casa totalmente desmoralizado. Se puede perder un partido, pero el comportamiento es algo fundamental".

En 2006, en la Gala +Deporte, el presidente del Arranxar recibió el premio al espíritu deportivo, una distinción que guarda entre sus mejores recuerdos. "La familia estuvo siempre a mi lado, hubo días fastidiados".

Porque si de algo puede presumir este club es del aporte de la gente nueva que llegó para trabajar "y trayendo ideas nuevas y con la colaboración de los padres fue posible comprar las botas y lo poco que sacamos de subvenciones. Cuando acaba la temporada nos vamos de vacaciones sin deudas".

Con 68 años recién cumplidos, Secundino tiene cuarda para rato. Los más beneficiados y agradecidos seguirán siendo los niños.
 

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