Tablas en una cita interminable

Galicia y Camerún empataron pese a la superioridad gallega en una cita que comenzó con dos horas de retraso.

Desde el primer minuto, Galicia demostró que el choque significaba mucho más para ella que para Camerún. Espoleados por los miles de aficionados que habían acudido a la cita con su selección, los hombres dirigidos por Fernando Vázquez y Arsenio Iglesias dieron el do de pecho. La velocidad de Jonathan Pereira y el pontevedrés Diego Castro traían de cabeza a la zaga camerunesa. Viqueira y el ourensano Borja dominaban a su antojo.



Durante los primeros 45 minutos, el balance se redujo a un libre directo alto botado por Nano y un disparo desviado de Pereira. En cualquier caso, el conjunto africano ofrecía muy poca resistencia. La desidia de sus jugadores y su innegable calidad era lo único que los mantenía a flote.

Obviamente, ambos banquillos se movieron tras el paso por vestuarios. Muchos cambios que no modificaron la tónica del partido. De hecho, el planteamiento de los gallegos era mucho más atrevido que en el primer tiempo. Habida cuenta de su superioridad, adelantaron líneas y se fueron decididamente a por el encuentro. Los frutos de su valentía no se hicieron esperar. Cuando apenas habían transcurrido un cuarto de hora, el choque vivió sus dos minutos más intensos. Todo comenzó con una internada de Jonathan Aspas que el de Moaña culminó con un buen disparo cruzado que Kameni rechazó en corto. Iago logró rematar, pero la defensa visitante desvió a córner. A la salida del saque del mismo, Jonathan Vila aprovechó una mala salida del meta del Espanyol para cabecear al larguero. Con el balón muerto en el área, varios jugadores se lanzaron sobre el mismo. El resultado, un libre indirecto a favor de Galicia. Julio Álvarez sería el encargado de lanzarlo. Su destino era la escuadra del portal africano, pero Job evitó el gol con la mano. Penalti y expulsión. Julio Álvarez fue el encargado del lanzamiento y el balón acabó en el fondo de las mallas.

Mientras, Camerún buscaba la igualada por obligación. El empate parecía imposible, pero acabó llegando. Piscu cometió un penalti absurdo en una jugada sin peligro y el capitán de los Leones indomables, Song, se encargó de transformar la pena máxima.


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