Victoria o derrota, el COB dependerá de otra balanza

La victoria se resume en la última acción del partido.
No me refiero al tiro fallado por el Coruña -¡uf!- sino al patadón propinado a la pelota por Cody Topper, que mandó el cuero, ayer especialmente cruel con el COB, al techo del Pazo. Es el reflejo de la tensión y ansiedad que acumuló el equipo de Rubén Domínguez desde el comienzo, cuando el rival se adelantó en el marcador y provocó los primeros pitos de una afición muy maternal en las últimas temporadas. Escribíamos al comienzo de la temporada que no hay travesía tranquila. Siempre surgen problemas y el COB tiene los suyos: debilidad en el rebote, exceso de pérdidas, problemas ante la presión rival o lentitud en el balance defensivo. También haría falta algún pivot que ayude a Pantín de espaldas al aro. A su favor, la fuerza del COB reside en la solidez del grupo y en la calidad de Guillendeaux, de momento vista a cuentagotas. Pronto sabremos qué factor desequilibra la balanza.

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