El extécnico del Envialia reconoce decepcionado que "pensé que había complicidad con la plantilla pero me equivoqué"
Es una pena acabar así pero la situación era insostenible". Son las palabras de Óscar Vivián, el ya ex entrenador del Ourense Envialia, que dejó el cargo la noche del martes. "El problema tenía una fácil solución, pues los argumentos así lo indicaban, pero no me sentí respaldado y si no te apoya la directiva lo mejor es irse".
Tras el derbi del sábado ante el Burgas "hubo un comentario grave de una de mis jugadoras (Vivián no la nombra pero es vox populi que se trata de la portera Vanessa Barberá, convaleciente de una lesión desde el mes de diciembre) en una red social y solicité que fuera apartada del equipo. Creía que era lo justo, porque además no era la primera vez que sucedía. La petición no fue atendida, es más, me dijeron que 'sí o sí va a entrenar' (son palabras de Manolo Rodríguez, el patrocinador principal). Yo, al quedar desacreditado, con qué cara me presento el lunes ante mis jugadoras en el entrenamiento. No me siento respaldado y por eso me voy", añade Vivián.
Los problemas del técnico esta temporada vienen de lejos. En noviembre, tras el partido de liga en Burela, Vivián puso su cargo a disposición del club y le comunicó a la directiva que se marcharía al final de curso. "En aquel partido se cuestionaron aspectos tácticos (lo hizo la propia Vanessa Barberá) sobre decisiones mías. Hablé con Manolo (el patrocinador) y puse el cargo a disposición del club porque en la plantilla no se creía en mi proyecto. En ese momento sí me sentí respaldado, se metió por medio el Torneo Mundial y el parón de Navidad, y dejé correr el asunto. Entiendo que el club empezara a mover ficha buscando técnico pero en el momento en el que se filtra ese tema a la plantilla mi situación es muy complicada, me quita todo el peso que pudiera tener porque las jugadoras ya no te miran de la misma forma".
Adiós a cuatro temporadas
Y con todo ello, el martes Óscar Vivián dijo adiós a casi cuatro temporadas en el club: "Estoy muy contento con mi cuerpo técnico y con todas aquellas personas que colaboraron conmigo. Trabajamos lo más dignamente que pudimos, con nuestros errores y con nuestros aciertos. Por todo ello, me da mucha pena acabar así, aunque de todo se aprende".
Reconoce Óscar Vivián que "visto a posteriori hay cosas que hubiera hecho de forma diferente, pero tomaré nota para el futuro. Lo que más me duele es el palo personal que me he llevado, pensé que había otra complicidad con la plantilla pero me he equivocado. La verdad es que estoy muy decepcionado".
El futuro
Lo único que quiere Óscar Vivián ahora es "desconectar un poquito, cambiar el chip. ¿Fútbol sala? Jugaré algunas pachangas de veteranos, nada más, aunque de banquillo por ahora nada de nada, no quiero pensar en banquillos".
