Bugalski y su pasión

De izquierda a derecha, Chus Puras, Guy Frequelín y el fallecido Philip Bugalski.
Cuando compites en el campeonato del mundo de rallys tienes siempre las miras puestas en conseguir el mejor resultado deportivo que te pueda llevar a lo más alto del podio. Pero no siempre estás concentrado en la faceta deportiva.
Cuando llegas al hotel después de haber estado entrenando en las carreteras de cualquier rally del Mundial, perfeccionando las notas junto con tu copiloto, llega la hora del descanso y la convivencia con tus compañeros de equipo, mecánicos, ingenieros y personal de logística.
Es precisamente en mi época con la marca Citroën donde conocí a mi buen amigo ahora fallecido Philippe Bugalski.Una persona muy extrovertida, amable y un piloto excepcional que siempre me hizo sudar de lo lindo en cualquier competición.
Estuvimos juntos en Citroën Sport durante más de cinco años y tuvimos una relación muy estrecha en lo deportivo pero también en lo personal. Era el probador oficial de cualquier pieza de evolución que se pensara montar en los Citroën Xsara Kitcar o en los modelos Worl Rally Car. Realizamos infinidad de tests de chasis, neumáticos, pruebas de motores, diferenciales, frenos... Era muy fácil contrastar las opiniones con él sobre el comportamiento de las piezas que probábamos.
Compartí muchos podios con él. Unas veces yo estaba arriba y otras veces era él el que ganaba. Pero siempre aceptábamos cualquier resultado con profesionalidad y buen humor. Recuerdo el rally de Córcega del 99, competíamos los dos con los Citroën Xsara Kitcar y estábamos empatados a tiempos faltando dos tramos para acabar el rally. La prueba era puntuable para el campeonato del mundo pero también lo era para el campeonato francés de rallys. Por ello, y con buen criterio, nuestro director deportivo, Guy Frequelín, me dijo que tenía que dejar pasar a Bugalski porque necesitaban sumar puntos para el campeonato francés y no podíamos entrar en una lucha a muerte faltando dos tramos que pudiera acabar con los coches en la cuneta.
Tal era esa relación personal que en la asistencia previa le dije todo serio y mirándole a los ojos: 'Me dicen que tienes que ganar tú, pero no te voy a dejar, tú no eres mas rápido que yo'. Por un momento, Philippe se quedó cortado, serio y sin saber que decir. Acto seguido, le dí una palmadita en la espalda y añadí: 'Es broma, gana la carrera pero pagas tú las cervezas esta noche'.
Philippe era una persona que merecía la pena por su calidad humana. Gran amante de los trucos de magia con cartas y monedas, nos hizo los días de entrenamiento y de carreras más llevaderos y entretenidos. Gran amante de los caballos siempre tenía recuerdos para ellos y siempre hacía muchas referencias a su rancho de Seine-et-Marne, donde falleció accidentalmente al caerse de un árbol.
Quiero desde aquí mandarle mi mayor apoyo y energía para su mujer, Beatrice, y para sus hijas, Marine y Victoria, en estos momentos tan desoladores y difíciles de encajar.
Siento mucha pena al tener que admitir que ya no estarás con nosotros y que te hayas ido de esta forma. Pero siempre tendré los mejores recuerdos en mi mente y en mi corazón.
Gracias Philippe.

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