Claros y sombras de Herrera y su Celta

Javi Guerra y Borja Oubiña, dos de los protagonistas del encuentro de ayer, luchan por un balón aéreo en Balaídos.
El partido de ayer resume por sí sólo muchas de las virtudes y defectos que tiene este Celta, tanto en el terreno de juego como en el banquillo.
Y, sin embargo, uno no sabe ni es siquiera capaz de intuir si el equipo que dirige Paco Herrera será o no capaz de pelear por el ascenso directo. Porque queda tanto que los errores no deben preocupar –al menos no en exceso– y los aciertos hay que tomárselos con la calma necesaria.

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Herrera apostó de entrada por Oubiña y Orellana. Bustos y Aspas fueron los sacrificados. El moañés incluso se quedó fuera de la convocatoria por un ¿oportuno? dolor de barriga. Pero los cambios no afectaron sólo al quién, sino también al cómo: un 4-4-2 en rombo, con el chileno como enganche y David y De Lucas arriba. Lo agradeció, sobre todo, el talaverano, perdido cuando juega pegado a la banda.

Candidato al ascenso

El equipo del ex deportivista Djukic es uno de los claros candidatos al ascenso. Por sus futbolistas y por lo que demuestran cuando empiezan a tocar el balón. Ayer, sobre todo en los primeros compases del encuentro, lo hicieron con mucho criterio y el Celta sufrió lo indecible para robarles el balón.

Oubiña coge el timón

Desaparecido en los compases iniciales del encuentro, el Celta mejoró considerablemente en cuanto Borja Oubiña entró más en contacto con el balón. Obligó al Valladolid a retroceder unos cuantos metros y comenzó a crear peligro merced al buen entendimiento del trío Orellana, David y De Lucas.

Un cambio incomprensible

Resulta difícil entender por qué Paco Herrera reculó y dio entrada a Bustos en lugar de a Oubiña cuando el equipo necesitaba buscar la victoria y no mantener el 0-0 en el marcador. Por si fuera poco, el alicantino perdió un balón nada más entrar que desembocó en el 0-1. Javi Guerra no perdona.

Orellana habla en el campo

El atacante chileno tuvo varios detalles de genio a lo largo del encuentro. Taconazos, pases entre líneas, regates, juego al primer toque. Tiene calidad y, además, sabe a qué juega. Fue el mejor, junto a De Lucas, y salvó un punto para el Celta con un soberbio libre directo en el descuento.

La maldición de Balaídos

El caso es que, más allá del punto salvado por Orellana, el equipo vigués es incapaz de romper la maldición que le acecha en Balaídos. De sus últimos once encuentros ligueros como local, sólo ha sido capaz de ganar uno, el intrascendente duelo ante el Cartagena que cerró el curso pasado.

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