AGRESIÓN EN EL FÚTBOL

El entrenador agredido por el padre de uno de sus jugadores en Gondomar medita dejar de entrenar

Emilio José Rodríguez Campo, Romario, en el centro, junto a los miembros de su cuerpo técnico.
photo_camera Emilio José Rodríguez Campo, Romario, en el centro, junto a los miembros de su cuerpo técnico.

"Espero que a ese padre se le prohíba entrar en los campos", aseguró Emilio José Rodríguez, el técnico agredido el pasado domingo

El entrenador del Gondomar juvenil, Emilio José Rodríguez Campo, conocido en el mundo del fútbol como Romario, se recuperaba ayer de la agresión que sufrió el pasado domingo por parte del padre de un jugador de su equipo al que había decidido sustituir minutos antes. "Estoy bien, un poco jodido anímicamente pero nada fuera de lo normal", afirmó el técnico, que ayer mismo formalizó la denuncia contra el padre del futbolista, que responde a las iniciales P.P.

"Está ya todo en el Juzgado y ahora que sea el juez quien decida lo que tiene que hacer con este señor. Esperemos que se le prohíba la entrada a los campos de fútbol durante un par de años y que no pueda entrar en ningún recinto deportivo. Que sea lo mejor y lo más beneficioso para todos y, sobre todo, para su hijo, que es el menos culpable de tener que soportar esto que ha hecho su padre", señaló el preparador del Gondomar juvenil, que cree que el jugador no podrá seguir en el club: "Es una decisión de la junta directiva, según los estatutos de la entidad, pero supongo que el club querrá desvincularse totalmente con este padre y eso conlleva la desvinculación del hijo porque si el chaval sigue viniendo a los partidos, nosotros aquí podemos conseguir que se le prohíba la entrada, pero en otros campos no vamos a estar respaldados hasta que haya una sentencia firme. Intentamos evitar estos hechos porque aquí hay 280 niños desde los cuatro a los 18 años y no puede volver a pasar".

Porque lo que sucedió el domingo en el campo de As Cercas, en un encuentro de la Liga Autonómica juvenil, empezó con una simple sustitución. "En el minuto 30 hablo con mi segundo entrenador y con el preparador físico porque vemos que el niño está perdido, como si hubiera tomado algún tratamiento. Estaba un poco ido y nos pareció raro porque es un chaval que lo estaba jugando todo, que en el 98 por ciento de las jornadas que ha estado conmigo ha sido titular. Decidimos hacer el cambio y ya notamos que había revuelo en la grada y vemos que era el padre el que estaba montando el follón. Pasados veinte minutos el árbitro pitó el final de la primera parte, nos fuimos a los vestuarios y vimos que nos estaba esperando. Hay una verja que no puede traspasar el público y ahí es donde nos atacó, al presidente –José Manuel Blanco– por detrás y a mí en la cara. Pero nunca pensamos que iba a reaccionar así. Si no, ni nos hubiéramos acercado a la puerta o habríamos intentado cerrarla, porque vimos que estaba abierta", explica Romario.

Ni el técnico ni el presidente pudieron prever la reacción del padre, a pesar de que ya era conocido en el club. "Con él había habido problemas de insultos a compañeros de su hijo. No era una novedad. Lo que no pensábamos es que fuera a levantar la mano. Siempre habíamos pensado que era el típico padre que dice que su hijo es una máquina y que los demás no tienen ni idea, pero nunca pensamos que un día iba a perder el control de sus acciones", señala el entrenador del Gondomar juvenil, que necesitó atención médica por la agresión.

"Tengo un golpe en el pómulo. Por la tarde fui atendido en el centro médico de O Porriño y cuando llegué a casa tenía la visión borrosa y me remitieron al hospital Álvaro Cunqueiro, donde me hicieron las pruebas oftalmológicas y me dijeron que el nervio estaba sensible debido al golpe, pero nada más", apunta el técnico.

Aunque las secuelas físicas no son graves, a Emilio José Rodríguez sí le han quedado algunas secuelas psicológicas e incluso se ha planteado dejar de entrenar. "Me reuniré con los entrenadores y los jugadores, hablaré con ellos y después tomaré la decisión de si continuamos o cómo vamos a seguir a partir de ahora, cómo vamos a estructurar el trabajo, apunta Romario, que insiste en que "estoy meditando mi continuidad. Me tomaré unos días y lo reflexionaré tranquilamente. Voy a dejar el equipo en manos de mi cuerpo técnico, que lo hace muy bien, y dentro de un par de días, cuando pase un poco todo esto, tomaremos la decisión de cómo hacer las cosas a partir de ahora".

El técnico recibió ayer apoyos de clubes como el Sárdoma, Alondras, Rápido de Bahía o Independiente: "Me han llamado de equipos de la zona, jugadores, exjugadores, padres... Lo que todos haríamos si le pasara a un compañero". 

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