Özil o el aporte exquisito de la potente Alemania

El centrocampista de la selección alemana de fútbol Mesut Özil durante un entrenamiento del equipo en Tourrettes, Francia, para preparar la Eurocopa de 2012. Foto: EFE/Andreas Gebert
El madridista Mesut Özil, prácticamente desde su debut con la selección absoluta el 11 de febrero de 2009 en un amistoso ante Noruega, se convirtió en un símbolo del nuevo camino que se ha propuesto recorrer el fútbol germano, más atento al buen trato de balón en relación al pasado.
Özil, primero, fue el símbolo de una esperanza, luego la pieza central de una selección que hasta cambió su esquema tradicional para que el jugador, de origen turco, pudiese desarrollar todo su potencial como tradicional número 10.

Alemania dejó atrás su 4-4-2 para adoptar un 4-2-3-1, con Özil en la posición central del medio campo desde donde suele dar el aporte exquisito a un equipo que a lo largo de la eliminatoria europea mostró su eficacia contando sus partidos por victorias.

Özil no es el primer jugador de origen turco y nacido en Alemania que destaca en el fútbol profesional pero si es el primero que ha empezado a cumplir un papel destacado en la selección absoluta.

En el pasado, muchos jugadores de origen turco nacidos y crecidos en Alemania optaron por jugar internacionalmente para Turquía. Los casos más conocidos son los de los hermanos Halil y Hamid Altintop, ambos nacidos en Gelsenkrichen, al igual que Özil, y el del madridista Nuri Sahin, nacido en Dortmund.

Özil también estuvo en la mira de las dos federaciones que se esforzaron por asegurarse sus servicios y terminó optando por jugar por Alemania.

Joachim Löw, una vez el jugador comunicase la decisión, se apresuró a hacerlo debutar, primero en el amistoso ante Noruega y luego en un partido oficial contra Azerbaiyán, con el que quedó ligado para siempre a la Federación Alemana de Fútbol.

Las reacciones de la comunidad turca fueron dispares. La oficial -y también bastante difundida- es que, pese a que pueda lamentarse que no juegue para su país de origen, lo ven como una muestra de la integración de los turcos en la sociedad alemana.

Otros, sin embargo, han sido menos conciliadores como lo muestra el hecho de que tras debutar con Alemania, su página web fue bombardeada con mensajes insultantes, lo que lo obligó a bloquearla.

Para los alemanes, en cambio, Özil se convirtió muy pronto en un ídolo incuestionado. Los elogios empezaron con la temporada que hizo en el Werder Bremen en 2008/2009 que lo convirtieron en el sucesor del brasileño Diego cuando éste se marchó al Juventus.

Özil coronó esa temporada con el gol que marcó en la final de la Copa de Alemania para dar la victoria al Bremen por 1-0 ante el Bayer Leverkusen.

Luego, vino todo lo que hizo en la Eurocopa sub 21, donde condujo a Alemania hacia al título y fue el mejor jugador del torneo, y un partido brillante ante Sudáfrica con la selección absoluta que llevó a que se le calificara como el primer auténtico número 10 que tiene el fútbol alemán desde Thomas Hässler.

Su papel en el Mundial de Sudáfrica en 2010, cuando fue una de las revelaciones del torneo, significó un nuevo salto en la carrera de Özil a quien evidentemente el Werder Bremen empezó a quedarle pequeño.

Sin embargo, no era claro que el salto fuera tan grande que terminase por llevarle al Real Madrid. Muchos en Alemania llegaron a creer que el reto de jugar en el equipo blanco era excesivo y que incluso podía representar un riesgo si no lograba ganarse la titularidad.

Los cantos de sirena fueron en vano. Özil se ganó el puesto en el Madrid que además, como se nota en cada convocatoria de la selección, lo ha hecho crecer como jugador. Lo que aporta Özil a Alemania ya no sólo es técnica sino también carácter y temperamento.

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