ECONOMÍA

¿Basta con volver a producir lo mismo?

El Banco de España estima que en algún momento del año que viene España recuperará el nivel de PIB en términos reales que tenía antes de la crisis de 2007. Por tanto, en 2017 volvería a producir lo mismo pero no a garantizar los mismos niveles de igualdad, salarios y empleo.

El Banco de España estima que en algún momento del año que viene España recuperará el nivel de PIB en términos reales que tenía antes de la crisis de 2007. Por tanto, en 2017 volvería a producir lo mismo pero no a garantizar los mismos niveles de igualdad, salarios y empleo.

Es evidente que la crisis ha disparado la desigualdad en España, al tiempo que ha ligado los salarios a la marcha de cada empresa, con tasas de paro muy elevadas, especialmente graves entre los más jóvenes y los mayores próximos a la edad de jubilación. El propio Banco de España admite que la recuperación del empleo se prolongará más en el tiempo hasta poder situarse en tasas anteriores a la crisis. Prevé que cierre este año en el 19% y se reduzca al 17,8% en 2017 y al 16,7% en 2018. Tampoco ve posible cumplir los objetivos de déficit público en 2017 (3,1%) y 2018 (2,2%), ya que pronostica unos desajustes del 3,6% y del 3,1%, respectivamente.

¿Por qué se tarda tanto -diez años- en salir de la crisis y, además, se sale con tantos desequilibrios? En primer lugar, porque esta crisis es diferente, por lo que no valen los remedios aplicados a otras crisis más convencionales. Su origen estuvo en dos burbujas -de crédito e inmobiliaria- que, al explotar, dejaron millones de familias y empresas sobreendeudadas. “El mejor conocimiento económico disponible -suele explicar el profesor Antón Costas- nos dice que estas crisis son duras y duraderas, pero que se pueden alargar más si nos ponemos a excavar en el fondo. Y eso es lo que ocurrió con los recortes”.

En segundo lugar, España forma parte de una unión monetaria europea a la que le transfirió instrumentos muy potentes: la política monetaria, financiera y cambiaria. Son palancas esenciales e insustituibles para enfrentarse a una crisis de activos y de sobreendeudamiento como es esta.

Hasta ahora se hizo lo más fácil. Ante la imposibilidad de un cambio a corto plazo de su anquilosado modelo productivo, la llamada devaluación interna se convirtió en la única salida de la recesión; es decir, salarios y precios más bajos. De ese modo España remontó el vuelo exportando algo más pero sobre todo recibiendo más turistas. Si los precios de los productos españoles bajan siempre será más fácil venderlos fuera y, al mismo tiempo, si todo está más barato aquí llegan más turistas.

Otra salida de la crisis fue la emigración. No todos los que se fueron eran españoles, porque muchos de ellos eran extranjeros que retornaron a sus países de origen o que se mudaron a otros, pero aun así ya es importante el número de españoles -muchos de ellos jóvenes- que volvieron a emigrar, agobiados por la caída de la actividad económica, el empobrecimiento y el desempleo masivo.

¿Basta con eso? Parece evidente que no, y que la salida está en un nuevo modelo productivo. Tras la crisis, la única renta que se mantuvo a duras penas fue la de los pensionistas, más de ocho millones de personas, de quienes dependen a menudo hijos y nietos, de ahí que los jubilados se adelantasen en 2012 a los jóvenes en nivel de gasto. Pero, con independencia de que las pensiones puedan mantenerse como hasta ahora, que tampoco está nada claro, tiene que haber otras salidas, y seguro que las habrá. Como dice el profesor Emilio Ontiveros, la experiencia es la más valiosa de las herramientas en política económica y la aportada por esta crisis es de gran valía.

@J_L_Gomez

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