Los fabricantes advierten de pérdida de empleo, cierres y de una reconversión del sector para cumplir los plazos

Las bolsas de plástico desaparecerán de los 'súper' gallegos antes de 2018

La mayoría de los supermercados cobran por las bolsas de plástico tradicionales y muchas llevan impresos mensajes medioambientales.
Cada ciudadano consume anualmente una media de 240 bolsas de plástico de un solo uso. En 2009 se consumieron en Galicia unos 665 millones, según datos de la Sociedad Galega do Medio Ambiente (Sogama), Pero la reciente aprobación de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados hará que esta cifra descienda en los próximos años.
El proceso de desaparición de este producto se mantiene todavía en fase consultiva en Europa, mientras que España ya cuenta con un calendario concreto. Antes de 2013 tendrán que haber desaparecido el 60%, a partir de 2015 deberán contar obligatoriamente con mensajes impresos sobre sus efectos en el medioambiente, un año después se establecerán medidas fiscales sobre su consumo y en 2018 su uso estará totalmente prohibido.

Hay una excepción, las bolsas destinadas a contener productos perecederos, como la carne o el pescado, han quedado, por el momento, exentas de esta normativa. “Se ha buscado un calendario que permita una retirada eficaz de estos productos y que no sea demasiado traumática para el sector”, destaca Roberto Bustillo, profesor titular de derecho administrativo del campus de Ourense. “Siempre que hay un cambio legislativo afecta a la economía de forma directa. Ganamos unas cosas y perdemos otras”, añade.

Este jurista experto en medioambiente sostiene que “las empresas que se dedican solamente a la producción de estos productos, y no biodegradables “deberán reconvertirse o cerrar”. “Nunca hay que olvidar que en la conservación del medio nada es gratis, todo cuesta dinero y sacrificio. A corto plazo puede no ser rentable en términos económicos o políticos, pero a largo plazo en términos medioambientales sí lo es”.

La Cámara de Comercio de Ourense señala que algunos fabricantes “están modificando su proceso hacia productos de plástico con base de productos agrarios”, como la fécula de patata. De esta manera “reducen o eliminan el componente de base de petróleo de la misma, y consiguen una bolsa con un alto grado de descomposición natural”.

Muchas grandes superficies distribuidoras de bolsas de plástico no biodegradable han comenzado sus propia campañas de sensibilización acerca de los efectos negativos de estos productos. La solución ha partido, el la gran mayoría de los casos por cobrar las bolsas a sus clientes. En El Corte Inglés se empezaron a cobrar a partir del pasado 27 de junio, con diferentes precios en función del tamaño de la bolsa. “La reacción de nuestros clientes ha sido muy buena, llevamos ya mucho tiempo informando de esta medida y los clientes están ya muy concienciados con este tema”, destacan en este centro.

Puesto que los plazos fijados por la ley son todavía extensos es difícil conocer con exactitud los perjuicios económicos que la normativa va a suponer para fabricantes, distribuidores o consumidores. No obstante, la preocupación en el sector está latente. El responsable de la empresa gallega Envoltorios Stock, Álvaro Rico, cree que esta medida va a suponer “un problema importante en el empleo en Galicia.

Los cambios en la producción son muy costosos y en muchos casos inviable. Para muchos será imposible reconvertirse antes del 2018”. Rico cree que los más beneficiados por esta medida son las grandes superficies que, según él, han encontrado “un medio de financiación para estos productos”. Dice, además, que la Administración cuenta con “un nuevo filón para recaudar impuestos” y que los principales perjudicados serán los consumidores y las empresas fabricantes “por el sacrificio inversor”.

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