Cuba anunció hoy que deberá incrementar un 25 por ciento más de lo previsto su partida de gastos para importar alimentos debido al alza internacional de precios, lo que implicará un desembolso extra de 308 millones de dólares este año.
En declaraciones publicadas hoy por el diario oficial Granma, el presidente de la empresa estatal importadora de alimentos ALIMPORT, Igor Montero, afirmó que el impacto de la crisis mundial en la economía nacional para este año se calcula ese monto para la adquisición de productos básicos.
'Ello implica que todo el crecimiento que se esperaba de los ingresos por exportación de níquel, servicios, azúcar, entre otros, ya no entren en calidad de adicionales, sino que deban dedicarse a cubrir el déficit de la factura alimentaria', resaltó Montero.
El funcionario dijo que, en consecuencia, también habrá 'un aumento de los subsidios en proporciones no contempladas en el plan' del año, debido a la 'estructura actual de distribución y venta de alimentos' que incluye la comercialización de un grupo de productos mediante la cartilla de racionamiento a precios subsidiados.
En su opinión, eso 'presiona todavía más la balanza de pagos y el desenvolvimiento económico' de Cuba, que importa cerca de un 80 por ciento de los víveres que consumen sus habitantes para un gasto de unos 1.500 millones de dólares al año.
Granma precisa que en particular el gasto viene dado por la compra de trigo, maíz, leche en polvo y harina y aceite de soja, que representan hasta un 73 por ciento de la factura alimentaria del país.
Según Montero, entre las medidas del Gobierno para atenuar la tendencia al incremento de los precios figura la contratación de importaciones en los primeros meses del año y la realización de operaciones financieras 'de compras a futuro'.
Se estima que gracias a esa estrategia la afectación real de la isla será de un 25 y no un 29 por ciento en el alza de sus gastos.
Montero añadió que una tercera estrategia es acelerar todos los proyectos de sustitución de importaciones de alimentos e impulsar la producción nacional, un aspecto que el Gobierno de Raúl Castro ha calificado como un asunto de 'seguridad nacional' y es prioritario en su plan de reformas.
'Gracias a inexplicables artilugios de perseverancia, más que a posibilidades reales de nuestra economía, nuestro Gobierno paga lo que cueste para que, entre los desprotegidos de la Tierra, no figure ningún cubano', indicó Granma, al referirse a las consecuencias sociales de la crisis de los alimentos.
'Sin embargo, las coberturas para ofertar 'milagros' se agotan y, en un mundo donde la matemática del comercio acrecienta su pragmatismo, mientras más gire el vórtice en contra de los que menos tienen, más hay que hallar en nuestros suelos e industrias las fuerzas para salirnos de su corriente', apuntó el rotativo.
'Ello implica que todo el crecimiento que se esperaba de los ingresos por exportación de níquel, servicios, azúcar, entre otros, ya no entren en calidad de adicionales, sino que deban dedicarse a cubrir el déficit de la factura alimentaria', resaltó Montero.
El funcionario dijo que, en consecuencia, también habrá 'un aumento de los subsidios en proporciones no contempladas en el plan' del año, debido a la 'estructura actual de distribución y venta de alimentos' que incluye la comercialización de un grupo de productos mediante la cartilla de racionamiento a precios subsidiados.
En su opinión, eso 'presiona todavía más la balanza de pagos y el desenvolvimiento económico' de Cuba, que importa cerca de un 80 por ciento de los víveres que consumen sus habitantes para un gasto de unos 1.500 millones de dólares al año.
Granma precisa que en particular el gasto viene dado por la compra de trigo, maíz, leche en polvo y harina y aceite de soja, que representan hasta un 73 por ciento de la factura alimentaria del país.
Según Montero, entre las medidas del Gobierno para atenuar la tendencia al incremento de los precios figura la contratación de importaciones en los primeros meses del año y la realización de operaciones financieras 'de compras a futuro'.
Se estima que gracias a esa estrategia la afectación real de la isla será de un 25 y no un 29 por ciento en el alza de sus gastos.
Montero añadió que una tercera estrategia es acelerar todos los proyectos de sustitución de importaciones de alimentos e impulsar la producción nacional, un aspecto que el Gobierno de Raúl Castro ha calificado como un asunto de 'seguridad nacional' y es prioritario en su plan de reformas.
'Gracias a inexplicables artilugios de perseverancia, más que a posibilidades reales de nuestra economía, nuestro Gobierno paga lo que cueste para que, entre los desprotegidos de la Tierra, no figure ningún cubano', indicó Granma, al referirse a las consecuencias sociales de la crisis de los alimentos.
'Sin embargo, las coberturas para ofertar 'milagros' se agotan y, en un mundo donde la matemática del comercio acrecienta su pragmatismo, mientras más gire el vórtice en contra de los que menos tienen, más hay que hallar en nuestros suelos e industrias las fuerzas para salirnos de su corriente', apuntó el rotativo.
