El empresariado español, a diferencia del francés, no dispone de una verdadera diplomacia de los negocios. Siendo príncipe, el rey actual se adentró en ese mundo. Ahora puede ser una de sus salidas.
Al tener que estar permanentemente justificándose –o callándose–, al rey Felipe VI se le hace cuesta arriba marcar su impronta. Cuestionado por varias actuaciones del rey emérito, necesitará…
Debes estar registrado para leer este contenido
Si ya tienes una cuenta, inicia sesión
star
Podrás registrarte con tu correo. Es rápido y gratis.
¿Necesitas ayuda? Envíanos un email a [email protected].