Factura eléctrica y otros líos…

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Desde el final del verano del pasado 2021, los precios de la electricidad y del gas están desbocados. Nos cuentan que es debido a una combinación mundial: pandemia y guerra. Algunos somos optimistas: pensamos que los pocos dueños de las escasas energías, al igual que ocurre con las materias primas, necesitan ganar ahora lo que ganaban siempre, más lo que dejaron de ganar antes durante los dos años de pandemia. Lo anterior, siendo creíble, si aun encima fuese cierto, significaría que durante el próximo año 2023 acabará la guerra, la crisis de las materias primas y la crisis de la energía. Pero hasta entonces y mientras tanto, además de consumir la menor energía posible (siempre debiera ser así), voy a centrarme en explicar el tope del gas y sus consecuencias en la factura eléctrica.

Desde el mes de julio, la mayoría de los consumidores del Mercado Libre (no los del Mercado Regulado–PVPC) han descubierto en sus facturas un nuevo concepto denominado “Mecanismo de ajuste según RDL10/2022” o coloquialmente “lo del tope del gas”. Esto es lo que faltaba en la “sencilla” factura eléctrica para hacerla más “sencilla” y que se entienda de forma más “sencilla” todavía. Como evidentemente no es así, intento explicarlo en cuatro pasos de la forma más sencilla que encuentro:

1. Digamos que el Gobierno encargó a técnicos expertos (ya no es ironía) buscar una solución para reducir el precio de la electricidad. En ausencia de soluciones para reducir el precio a los niveles anteriores al año 2021, los técnicos encontraron una solución para frenar la subida del precio o incluso reducirlo ligeramente, el Gobierno la bautizó como “Excepción Ibérica”, obtuvo el plácet de la U.E en Bruselas, y finalmente la ejecutó mediante el Real Decreto-Ley 10/2022, de 13 de mayo, por el que se establece con carácter temporal un mecanismo de ajuste de costes de producción para la reducción del precio de la electricidad en el mercado mayorista.

2. Para no extender ni complicar, debo evitar referirme al sistema marginalista de fijación y casación de precios que varían para cada hora en el mercado eléctrico. Digamos que, mientras esté vigente el mencionado RDL, algunas centrales de producción –las que generan electricidad con un motor con gas natural como combustible– no pueden ofertar sus producciones* por encima de un precio* determinado (precio topado), cueste lo que cueste el gas que deben comprar para que funcionen sus motores y puedan generar electricidad. El resto de centrales con otras tecnologías –las que generan electricidad directamente a través del sol o con motores movidos por el viento, o el agua, o el vapor de una caldera con carbón o uranio como combustibles– siguen ofertando precios horarios como siempre, sin ningún tope.

3. Una vez topado el precio* ofertado por estas centrales (ciclos combinados de gas en su mayoría), el precio* de la electricidad en el mercado por fin baja. Casi perfecto hasta aquí, pero ahora hay que compensar a estas centrales a las que se ha obligado a ofertar un precio* inferior al de sus costes de producción, mediante un ajuste que se calcula para cada hora: diferencia entre el precio* de mercado del gas, consumido y pagado para producir electricidad durante cada hora, y el precio* topado en su oferta para esa misma hora.

4. Esta compensación económica, diferente para cada hora, se reparte entre la demanda durante esa hora. Es decir que los consumidores, además de pagar un precio variable o fijo por la energía eléctrica, pagan también un incremento* por esta compensación. Para terminar de liar todo esto y debido a que estas centrales producen con mayor frecuencia durante la noche (menos competidores como los fotovoltaicos), el precio* total resultante en las horas diurnas suele ser, desde el mes de junio, más bajo que en las horas nocturnas. Dicho de otra forma, el precio de la electricidad, mientras dure el tope del gas, suele ser más caro por la noche.

¿Ha merecido la pena? ¿Qué hubiese pasado si no se hubiese aplicado esta “Excepción Ibérica”?

Ha pasado el suficiente tiempo desde el mes de junio para poder afirmar técnicamente que la solución del tope al gas ha cumplido su misión, evitado una subida aún mayor del precio de la electricidad.

Diferentes estudios, técnicos e independientes, determinan para nuestro sistema marginalista de fijación y casación de precios, subidas de la electricidad cercanas al 20% en ausencia de este tope, es decir que, la suma en nuestra factura de la energía consumida más el concepto “Mecanismo ajuste RDL10/2022”, es inferior a lo que costaría la energía consumida sin existir el topado, y por lo tanto nos beneficia como consumidores pagar esta compensación a las centrales que ofertan obligadas con un precio topado. En agosto este mecanismo del ajuste alcanzó su valor máximo y posteriormente viene descendiendo.

La decisión de implantar el tope del gas beneficia, o mejor dicho no empeora aún más, nuestra economía doméstica; si bien es cierto que inicialmente se magnificaron sus efectos haciéndonos creer que volverían los precios anteriores a las subidas; y finalmente como más importante, recomendar a los consumidores domésticos que quieran pagar lo mínimo posible por la electricidad y el gas que consumen que se refugien en las tarifas reguladas y abandonen el mercado libre lo antes posible.

En el caso de la electricidad, recomiendo mantenerse o cambiarse al denominado Mercado Regulado PVPC (precio voluntario del pequeño consumidor), siempre que puedan mantener su demanda de potencia por debajo de 10kW. Hay suficiente mercado libre para el resto, por encima de los 10 kW de potencia contratada, para que diferentes empresas compitan y capten clientes en buena lid.

Hace 6 meses aproximadamente, el presidente de una compañía eléctrica comercializadora, llamaba tontos a los consumidores domésticos por mantenerse en el Mercado Regulado PVPC y no cambiarse al Mercado Libre. Les puedo asegurar que, matemáticamente, durante un período anual completo y seamos o no tontos, todos los consumidores que nos mantenemos en el Mercado Regulado PVPC estamos pagando un precio inferior al de la mayoría de los consumidores del Mercado Libre: en años anteriores mucho menos, este año puntualmente solo un poco menos, y el año que viene lo estimo de forma conservadora en bastante menos, por no decir mucho menos (en enero del 2023 estrenamos nueva tarifa regulada PVPC).

Que la buena energía nos acompañe.

(Nota. * su valor cambia cada hora).

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