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La hora de la economía y no de los líos

La crisis con Marruecos es un freno más a la economía española.
photo_camera La crisis con Marruecos es un freno más a la economía española.
España tiene una capacidad singular para abrir debates vidriosos en circunstancias adversas, tal vez por su precaria gobernanza histórica y la irresponsabilidad de sus principales partidos políticos.

Aunque se refiere a EEUU, hay algo que dice el premio Nobel de economía Paul Krugman que resume bien la situación actual: el virus pierde, la economía gana. En España se ve menos que en EEUU porque sus circunstancias son menos favorables. Tanto las estructurales de su economía, con una macro más débil, como las sanitarias: hay menos vacunados. Aún así, todo pinta ahora mejor.

¿Por qué se empeña entonces España en enredarse con otras cosas –Cataluña, Marruecos– cuando hay que estar a lo que hay que estar. Es todo un misterio, que solo puede explicarse por los intereses y los cálculos electorales de los partidos políticos.

No le sucede solo a España, aunque es difícil encontrar casos similares en su entorno, salvo en Italia. Pero en el mundo hay unos doscientos países y muchos fracasan, algunos porque tienen instituciones que viven en un constante círculo vicioso –podría ser el caso de España– y muchos otros porque no cuentan con recursos lo suficientemente recurrentes como para mantener a su población con un estatus de vida cómodo. Sería el caso de países latinoamericanos como Venezuela o Argentina, pero también el de otros de África y Asia.

España tiene problemas económicos graves, algunos muy graves, pero que tienen solución, si se quiere que la tengan. Pero como no la van a tener es si en vez de dedicar las energías a la economía se dedican a la mala política.

¿Qué puede ganar España con sus líos con Marruecos? Poco o nada. ¿Qué puede ganar España liándose con los indultos de los presos independentistas? Menos aún.

Hay un ejercicio fácil de hacer que demuestra lo desorientada que está España –también Cataluña, por supuesto– y, a su nivel, Marruecos. De cosas como las que se están hablando aquí no se habla en ninguna parte del mundo desarrollado, ocupados en resolver la crisis sanitaria y en encauzar la salida de la crisis económica.

¿Qué puede explicar esta anómala situación? Su deficiente gobernanza. La crisis hace posible que aquellos que desde uno y otro lado quieren que la cuerda rompa se ponen a tirar de ella, aprovechando que la cuerda está medio deshilachada. 

Cualquier observador, fuese español o no, podría entender –y explicar– que fuerzas políticas extremistas se dedicasen a estas cosas, pero no que quienes protagonizan esta deriva hacia ninguna parte, salvo el suicidio colectivo, sean partidos de centro izquierda y de centro derecha. 

Siendo realistas, ¿alguien puede pensar en España que sin hacerle concesiones a Marruecos se le va a doblegar?, ¿alguien se cree en Cataluña que es el momento de la independencia?, y ¿alguien puede dudar en España de que los primeros interesados en que Cataluña vaya bien y esté cómoda son todos los españoles, siendo como es Cataluña su motor económico?

¿Realmente quiere alguien volver a las trincheras de los años 30? ¿No será mejor poner fin a la pandemia, recuperar la actividad económica, enderezar las cuentas y después federalizar la estructura del Estado para que España sea un país normal que no necesita estar mirándose el ombligo todos los días?

Los países fracasan casi siempre por su mala gobernanza política y económica. Basta leer a los profesores Daron Acemoglu y James A. Robinson. En España hay quien cree que ahora no se corren riesgos graves porque está Europa controlándolo todo. Puede ser. Pero Europa no es EEUU y España no es California. 



Al alza | Las pensiones

El Gobierno ha llegado a un acuerdo con la patronal y los sindicatos que encauza la primera fase de la reforma del sistema público de pensiones. Es una buena noticia, pero no debe confundirse con una solución. Lo importante está por negociarse y todo parece indicar que se deja para más adelante, como pronto, para el año que viene. Al final el problema es siempre el mismo: donde no hay, se puede repartir, pero poco. O España crece y crea empleo o las pensiones seguirán en el aire.

A la baja | Los jóvenes

Es un tópico, pero también una realidad: los jóvenes son el futuro. El futuro y el presente, que en su caso es bastante malo. Su situación ya era grave antes de la pandemia y ahora es peor, tanto en materia educativa como laboral y económica, incluyendo sus dificultades en vivienda y desarrollo profesional. Del mismo modo que España asume que las pensiones estarán garantizadas por los Presupuestos –léase los impuestos–, los jóvenes no pueden quedar excluidos del pacto social.

Protagonistas

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno - Su habilidad para mezclar las ensoñaciones con los problemas es grande. Su falta de realismo es proporcional. Un país serio no suele depender de la audacia de su jefe de Gobierno, sino de su estabilidad política y económica. Ya debería saberlo. 

Pablo Casado, líder de la oposición - Desgastar a Pedro Sánchez parece algo asequible para el presidente del PP. Ya no está tan claro que sea capaz de presentar una alternativa democrática convincente. La derecha, le guste o no, debe saber gestionar la realidad política de Cataluña. 

Pere Aragonès, presidente de la Generalitat - Está por verse si ha nacido una estrella, un líder político de Cataluña con sentido común (y de Estado) o solo se trata del encargado de un Govern, cómodo con el activismo político radical y las palabras tan grandilocuentes como inútiles.

Carles Puigdemons, líder de Junts - Hay mucha gente en España que no quiere entenderlo y que, por tanto, no lo asume, pero es el verdadero líder de la derecha en Cataluña, que mayormente juega al independentismo. Si un día hay pacto no habrá presos, ni exiliados.

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