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Los incendios no solo queman

Un hidroavión descarga agua en un incendio en las zonas de Vilamaior y Queirugás, en Verín.
photo_camera Un hidroavión descarga agua en un incendio en las zonas de Vilamaior y Queirugás, en Verín. (FOTO: ÓSCAR PINAL)
Entre sus efectos adversos está la emisión de gases de efecto invernadero y la pérdida de sustratos

Ya hemos hablado anteriormente de los efectos del cambio climático, destacando que un mayor riesgo de incendios a causa de la sequía y del aumento de las temperaturas. Esta situación no solo causa daños a primera vista, reduciendo nuestros bosques a terrenos arrasados, si no que causa un gran impacto a largo plazo.

Un incendio quema la vegetación, a simple vista ya es algo grave, ya que esta produce oxígeno y da encanto a nuestros paisajes, pero a largo plazo causa también perdida de suelo. ¿Qué quiere decir esto? Tras un incendio, el suelo no está tan fijado, lo que produce un efecto de lixiviación, lo cual quiere decir que la lluvia arrastra el sustrato más superficial, llegando a producir, en ocasiones, aludes de tierra.

El contenido de nutrientes del suelo afectado por los incendios forestales varía según el tipo de vegetación, periodo de tiempo transcurrido después del incendio, recurrencia e intensidad del fuego. Después de los incendios el contenido de nutrientes aumenta en los primeros centímetros de la superficie, debido a la deposición de cenizas, mineralización de nutrientes y formación de estructuras estables. 

GESTIONAR LAS CENIZAS

A medida que pasa el tiempo el contenido de nutrientes va disminuyendo, ya que se produce la volatilización y transformación de los nutrientes, como también la eliminación de cenizas por gravedad y viento. Mantener las cenizas en la superficie del suelo es relevante para limitar la perdida nutriente y fomentar la vegetación después del fuego. Para promover la acumulación y retención de nutrientes en los suelos después de un incendio, es importante estabilizar el sitio quemado mediante la aplicación de medidas post-incendio como la aplicación de mulching. Estas medidas deben limitar la erosión, escorrentía superficial y eliminación de la ceniza por el viento.

Otro de los efectos es la emisión de gases de efecto invernadero que se producen durante la combustión de la vegetación. Estas emisiones producen una contaminación grave del aire y un aumento del vapor de agua atmosférico, lo que aumenta la probabilidad de lluvia aumentando el riesgo de erosión.

Debido a la gravedad de los incendios y al índice de riesgo de incendios de la comunidad autónoma gallega, que actualmente se encuentra en riesgo extremo (>81%) en varias partes de la provincia de Ourense, el Diario Oficial de Galicia (DOG) publica la orden de subvenciones de la Consellería de Medio Rural para la prevención de los daños causados a los bosques por incendios, desastres naturales y catástrofes en montes vecinales en mano común y en Sociedades de Fomento Forestal (Sofor). El presupuesto de esta convocatoria asciende a cuatro millones de euros, de los cuales 400.000 euros son para el presente año 2021 y los 3,6 millones de euros restantes para el año 2022.

Con este presupuesto la Consellería pretende aminorar este riesgo, se subvencionará el control selectivo de combustible en áreas de cortafuegos, fajas auxiliares de pista, regenerado forestal natural, así como en el desbroce de penetración, rareo y eliminación de restos de las entrefajas de masas forestales. El objetivo es reducir la carga de combustible presente en el monte y crear zonas con discontinuidad horizontal y vertical, contribuyendo así a anticiparse a los incendios.

La segunda línea de ayudas, que cuenta con un presupuesto de algo más de 670.000 euros, se subvencionará la construcción de puntos de agua para la prevención y defensa contra los incendios forestales, que se localizarán en zonas estratégicas para la defensa de los núcleos de población y de las masas forestales.

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