GONZALO CALDERÓN

Operación filtrador

No es la primera vez que una situación como ésta se plantea (de hecho se ha convertido en algo habitual), pero sí es la más grave de todas las que se han ido desgranando en estos últimos e intensos días en los que se está debatiendo una parte muy importante del futuro económico y social de Galicia vinculado al debate sobre la oportunidad o no de que las dos grandes entidades de ahorro de la comunidad alcancen un acuerdo que permita su fusión.
Hemos asistido a un sorprendente abanico de filtraciones interesadas que han ido poniendo en antecedentes de forma selectiva de la evolución de los acontecimientos a un medio de comunicación en detrimento del resto. Pero la última cuenta de este rosario inaceptable es mucho más grave que las anteriores. Ante la naturaleza de este episodio los demás son pura anécdota.

Y es que, partiendo del conocimiento general de que la Xunta había encargado a una auditora un informe que confirmara o desmintiera la viabilidad de esta fusión, alguien desde algún tramo de esta senda ha informado de forma subrepticia de sus resultados a dos medios estrictamente elegidos para colaborar en esta estrategia. El diario coruñés ‘La Voz de Galicia’ y el periódico económico del grupo Prisa ‘Cinco Días’ se han visto favorecidos por este filtrador enmascarado que trabaja en la sombra y no descansa, y han sabido que la auditoría encargada dictamina que la fusión es viable.

Una situación de tamaña insensatez implica la necesaria exigencia de responsabilidades. Para filtrar semejantes contenidos, la garganta profunda que propone este ejercicio de irreflexión tiene que pertenecer o bien a la Xunta de Galicia o bien a la firma que ha llevado a cabo el trabajo, de modo que en alguna de estas dos instancias y en alguna división o compartimento de cualquiera de ellas está el que ha roto todos los principios éticos y ha quebrado todos los preceptos de confidencialidad que deben regir en un escenario normal, serio, honesto y civilizado.

En cualquiera de los dos casos, la circunstancia es extremadamente preocupante y sus consecuencias, de una trascendencia incalculable. Por tanto es urgente que las dos partes sospechosas de este detestable contubernio se expliquen convenientemente para que los gallegos, a los que les van muchas cosas en este pulso, sepan quién es el responsable y quién el irresponsable. El primero que necesita aclarar la situación es el propio presidente de la Xunta, al que le sería de un valor inapreciable solventar cualquier duda respecto a la transparencia del proceso.

Por el momento, y en virtud de este escenario de confidencias sectarias, lo que prima es la subjetividad promovida por informaciones arbitrarias y sesgadas. Y así es imposible llevar a cabo con rigor un proceso de tanta importancia.


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